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Una noticia paralizó a Cuba el 18 de junio de 2007: la muerte de la heroína de la Sierra y el Llano, Vilma Espín Guillois. Ese día, en su Santiago natal, las muestras de dolor fueron incontables; pero fueron mucho más evidentes el agradecimiento y el orgullo de saberla nuestra, de Cuba y del mundo.
La otrora dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas en tierra santiaguera, Clarita Larrea, recuerda la exhortación que un año antes había hecho la guerrillera: «Continuar perfeccionando el trabajo de la Casa de Orientación a la Mujer y a la Familia, y por la eliminación de todas las manifestaciones de discriminación».
Vilma, luchadora audaz, trabajadora ejemplar, jefa, madre y abuela amorosa, esposa y amiga incondicional del General de Ejército Raúl Castro Ruz. Vilma, patriota sobre todas las cosas. En ella se sintetiza lo mejor de la estirpe de la mujer cubana.
Este domingo, cuando se cumplen 16 años de su partida física, en el Mausoleo a los Mártires del II Frente Frank País García, que guarda sus cenizas, se le rendirá el merecido homenaje, ese que también se manifiesta en los espacios cotidianos donde las mujeres, ya emancipadas, «aman y fundan».
Fidel dijo que ella «consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba, la mayoría de ellas era discriminada como ser humano, al igual que en el resto del mundo, con honrosas excepciones revolucionarias».
Ciertamente, Vilma es imprescindible. Ella vive en el corazón de su pueblo y en las múltiples batallas que aún se libran en pos del adelanto de las mujeres. (Tomado de PL)