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Por Alfredo García Almeida*
No es un secreto que en Ucrania, EEUU y la Unión Europea, UE, están librando una guerra “proxi” contra Rusia. La guerra “proxy”, característica de la “guerra fría”, se produce cuando dos o más potencias utilizan a terceros como sustitutos, en vez de enfrentarse directamente. La guerra de la península de Corea, 1950-53 y la península de Vietnam, 1955-75, fueron guerras “proxy”, donde EEUU, la URSS y China, utilizaron ambos territorios y pueblos, como sustitutos del enfrentamiento militar directo.
Lo que está en debate hoy, es si EEUU y Europa está o no, interviniendo directamente en la guerra en Ucrania. Washington y Bruselas, se deslizan por una fina línea roja de participación “indirecta” cada vez más comprometedora a través de la OTAN. EEUU es el mayor “donante” con 40,400 millones de dólares hasta la fecha. La ayuda militar consiste en misiles Patriot, sistemas de defensa antiaérea y misiles Hawk, proyectiles de artillería, drones Puma y municiones guiadas por láser. Los 6,000 proyectiles de artillería de 155 mm que utilizan cada día los ucranios, se elaboran en la industria, Scranton Army Ammunition Plant, en Pennsylvania, EEUU. Proyectiles de reserva estacionados en Corea del Sur e Israel, han sido enviados a Ucrania y actualmente el Pentágono gestiona hacer lo mismo con Japón.
El Reino Unido es el segundo gran “donante”, con 2,300 millones de libras esterlinas, así como entrenamiento de miles de soldados ucranios, junto a Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Suecia y Noruega, incluyendo operadores de tanques, infantes de marina y pilotos para jets de combate.
Tras el desembolso de 7, 200 millones de euros a Ucrania en 2022, Francia “donará” 18,000 millones de euros en 2023. En términos de ayuda militar, Paris suministra artillería, movilidad blindada y defensa tierra-aire. Por su parte, Alemania cuya ayuda militar anterior fue por 2,750 millones de euros, tiene listo un nuevo paquete de armamentos por valor de 2,700 millones de euros, que incluye desde tanques Leopard 1, sistema de misiles, drones hasta vehículos blindados de combate.
El rol de “retaguardia” de las potencias occidentales a través de la OTAN, se disimula públicamente con “presión” de la UE a la Alianza Atlántica y “resistencia” del bloque militar. Mientras el Parlamento Europeo insta a la OTAN, a “cumplir su compromiso con Ucrania y despejar el camino para tramitar la integración”, la OTAN reitera la “negativa” de incorporar a Ucrania, “hasta que no termine la guerra”. “En los preparativos para la cumbre en Vilna el próximo mes de julio, no estamos debatiendo la posibilidad de cursar una invitación formal. Lo que estamos discutiendo es, cómo acercar a Ucrania a la OTAN”, declaró su secretario general, Jens Stoltenberg, en Berlín, el pasado 20 de junio.
Sin embargo días antes, Anders Fogh Rasmussen, exsecretario general de la OTAN (2009-14), afirmó al diario británico, The Guardian: “Polonia y algunos países Bálticos, podrían enviar sus tropas a Ucrania de forma individual, si el presidente, Zelensky, no recibe garantías de seguridad tangibles en la próxima cumbre del bloque Atlántico”. Algo que ya podría estar ocurriendo de forma encubierta.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.
