Cumbre OTAN
Alfredo García Almeida*
La cumbre de la OTAN, celebrada el pasado martes y miércoles en Vilna, capital de Lituania, será recordada como el “salto mortal sin malla” político-militar de mayor audacia y complejidad en la historia moderna…. y quizás el último.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dio la “bienvenida” a la OTAN al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski: “Hoy su país y la Alianza, se reúnen como iguales y anhelo el día en que sea como aliados”, dijo Stoltenberg, tras asegurar que ahora Ucrania está “más cerca de la OTAN que nunca”, después de que los líderes de la Alianza acordaran una serie de medidas para aproximar al país a la organización.
Entre las medidas se incluye la simplificación del proceso de adhesión a la OTAN, al eliminar el requisito del “Plan de acción para la adhesión” (MAP, en inglés) para evitar que el Gobierno ucraniano tenga que participar en un programa de varios años y demostrar las reformas militares, económicas y políticas necesarias para su ingreso. Además aprobaron un paquete de apoyo plurianual, para que Kiev vaya haciendo la transición de sus equipos militares de la era soviética, a los modernos que utilizan los aliados a fin de garantizar más interoperabilidad con la OTAN.
Por su parte los líderes del G7 firmaron una declaración con el presidente, Zelenski, en la que se comprometen a garantizar la seguridad de Ucrania a largo plazo y bridar “asistencia de seguridad y equipo militar moderno en dominio terrestre, aéreo y marítimo, priorizando la defensa aérea, la artillería y dispositivos de largo alcance, vehículos blindados y otras capacidades clave” y coordinar con Kiev ante cualquier ataque de Rusia en el futuro, para determinar “los pasos apropiados”. El presidente, Joe Biden, se comprometió a aportar 3.800 millones de dólares en ayuda militar durante una década y propuso un modelo para Ucrania similar al que su país mantiene con Israel.
Al final del evento, el presidente, Zelenski, calificó la cumbre de la OTAN, como un “éxito que Ucrania necesitaba” (…) “Tengo confianza en que después de la guerra, Ucrania estará en la OTAN”, agregó Zelenski, matizando su primera reacción, cuando en falso alarde de soberanía, consideró un “absurdo” no fijar una fecha para el ingreso de Ucrania a la Alianza.
China no escapó de la cumbre. Al segundo día de trabajo, Stoltenberg, afirmó: “Los desafíos a los que nos enfrentamos son globales y nuestra seguridad está interconectada. Lo que sucede en la región euroatlántica es importante para el Indopacífico. Lo que sucede en el Indopacífico es importante para el Euroatlántico”, lo que sonó como un fiel eco de las pretensiones hegemónicas de EEUU.
La espectacular acrobacia política-militar de la OTAN, se realizó con la explícita advertencia de Rusia, que una posible concesión de “garantías de seguridad” a Ucrania por parte del G7, atentaría contra la seguridad de Rusia. Por su parte China había alertado a la OTAN, sobre una “respuesta decidida” ante “cualquier acción” de la Alianza, que “ponga en peligro sus derechos e intereses legítimos”.
