Foto: Prensa Latina.
El territorio palestino de la Franja de Gaza suma hoy cuatro días bajo el ataque del ejército de Israel, así como un bloqueo total que incluye el cese del suministro de electricidad, gas y agua.
El gobierno de Benjamin Netanyahu lanzó la ofensiva luego de que el movimiento Hamas atacara el sábado último el territorio israelí, en el marco de un conflicto extendido por más de 75 años a partir de la ocupación y violencia sistemáticas ejercidas por Tel Aviv hacia el pueblo palestino.
Prensa Latina transmite a continuación el testimonio del periodista palestino Adham Al-Hajjar, habitante de la Franja de Gaza que en 2018 resultó baleado mientras ejercía su labor y hasta la actualidad sufre secuelas:
“Hoy es el cuarto día de guerra en Gaza. Desde la mañana, los aviones de combate atacan incesantemente. Los niños, que llevan mucho tiempo sin dormir, se despiertan agotados y aterrorizados a cualquier hora. Mientras te sientas, tratando de escuchar la radio por encima del ruido de los aviones que vuelan sobre ti, te vuelves inquietantemente consciente del sonido de las bombas.
Todo el lugar tiembla, al igual que el propio cuerpo. Diriges tu atención a la radio, desesperado por saber dónde se están produciendo estos bombardeos. Internamente ruegas no estar dentro de una casa cuando caiga la próxima bomba, pero a pesar de todo, las bombas siguen cayendo, los niños lloran, las mujeres gritan.
Buscas frenéticamente señales de humo fuera de tu casa y miras a tus vecinos, que buscan refugio en las casas de los demás, mientras los aviones vigilan todo desde el cielo.
A medida que se acerca la noche, los latidos de tu corazón se aceleran y el miedo crece, ya que la noche promete ser larga, con más bombardeos, edificios derrumbándose y niños llorando sin cesar.
Este miedo se refleja en los ojos de las mujeres de la comunidad. No hay luz, no hay agua. Todos viven inmersos en este terror. La oscuridad de la noche se intensifica, acompañada del sonido ensordecedor de los aviones y el derrumbe de casas con personas atrapadas en su interior.
En medio de todo esto, piensas: «Ahora somos los siguientes». Escribo estas palabras porque vi llorar a mi hermano. Lo que está pasando en el barrio es una imagen de más mujeres llorando, gente corriendo de un lado a otro y todos esperando ansiosamente la información que traían las personas que se aventuraron a salir.
Estoy aquí, mirando por la ventana, esperando saber si es nuestro turno. El miedo lo impregna todo, en casa, en la calle, y domina la incertidumbre. Las personas salen con sus vecinos y se unen a otros en el camino, saliendo juntos, sin rumbo definido, sin saber cuándo podrán regresar ni dónde encontrar seguridad. ¿Por qué tanta violencia?” (Fuente: Prensa Latina).