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Por Alfredo García Almeida*
El año 2023, selló el anacronismo del orden internacional liderado por EEUU; y la gestación de un justo modelo de relaciones internacionales promovido por Rusia y China, cuyo entorno de sangre y violencia está anunciando su inminente nacimiento.
El declive de Washington en la esfera internacional, se inició paradójicamente, con la demostración de fuerza del complejo militar industrial de EEUU, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, bajo la presidencia de George W. Bush. Con la invasión y ocupación de Afganistán e Irak y el crecimiento del aparato de Seguridad Nacional, la oligarquía financiera norteamericana hizo realidad los temores expresados por el notorio halcón y general-presidente, Dwight Eisenhower, cuando en su discurso de despedida el 17 de enero de 1961 después de dos mandatos presidenciales, advirtió sobre la creciente injerencia del “complejo-militar-industrial”, en el manejo de las políticas públicas de la nación norteamericana.
“Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial”, previno Eisenhower, en su discurso que pasaría a la historia convertido en funesto vaticinio.
Dos décadas después de la invasión de EEUU a Afganistán, el 30 de agosto de 2021, el presidente, Joe Biden, ordenó la retirada de las fuerzas norteamericanas y de la OTAN de la nación islámica, con un costo de 2,455 soldados estadounidenses muertos y más de dos billones de dólares invertidos en la guerra, una aparente “derrota” militar, que enmascaró el cambio de estrategia geopolítica del poder imperialista norteamericano, sea quien sea su presidente o partido político, dirigida contra Rusia como adversario militar y China como adversario geoeconómico.
La expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas desde mediados de la década de 1990, incumpliendo la promesa del exsecretario de Estado, James Baker, al presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, que Estados Unidos no se expandiría a través de la OTAN más allá de Alemania Occidental, reveló una nueva estrategia geopolítica oculta de la alianza militar y el complejo militar-industrial-financiero, concitando la reacción diplomática-militar de Rusia, que en enero de 2022, propuso un nuevo plan de seguridad europea.
Las propuestas rusas fueron rechazas por EEUU, que fue su interlocutor en las negociaciones bilaterales y multilaterales en Ginebra, Bruselas y Viena, durante el mes de enero. El resto de la historia que comenzó el 24 de febrero de 2022, es bien conocida: “Invasión rusa” según la visión de Washington, “Operación militar Especial”, según Moscú, ambas potencias arrastrando a sus más cercanos “aliados”, que convierten el conflicto, en la I guerra mundial de baja intensidad.
¿Qué espera el mundo para 2024? Confirmada la visión del presidente, Eisenhower, hace más de medio siglo, para algunos expertos, la cadena de actuales acontecimientos: la guerra en Ucrania y Gaza, la expansión de la OTAN en Europa y el aumento de las tensiones de EEUU con Rusia, China, Corea del Norte e Irán, lejos de mitigarse se intensificarán, creando grandes riesgos para la humanidad, pero también oportunidades para que decididos líderes internacionales promuevan en la ONU, unas justas reformas del Consejo de Seguridad que pongan freno al imperialismo desbocado.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.