Obvio, predecible y terrible

Editado por María Candela
2024-03-05 09:10:36

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Guy Philippe, que lideró el golpe de Estado de 2004 que derrocó al presidente, Jean-Bertrand Aristide,
ha recurrido a toda clase de maniobras y complots en los últimos 20 años para llegar al poder en Haití.

Por Alfredo García Almeida*

De centenario castigo colonialista, Haití pasa a convertirse en “novela negra”, en medio del terror de las pandillas y el toque de queda. Walther Voltaire, el juez que investiga el asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moïse, acusó a su viuda, Martine Moïse, de “complicidad y asociación criminal” en la investigación para esclarecer lo sucedido en julio de 2021, cuando un comando de mercenarios colombianos asaltó su residencia y lo asesinó.

Martine resultó gravemente herida durante el ataque. Los asesinos la dieron por muerta, al estar cubierta de sangre. Martine encontró cura y refugio en Estados Unidos. Junto a la viuda del presidente, han sido acusados dos de sus hombres de confianza: Claude Joseph, primer ministro en aquel momento y principal enemigo político del actual primer ministro, Ariel Henry; y Leon Charles, exjefe de Policía, actual embajador ante la OEA, a quien se le incrimina directamente por “asesinato y conspiración”.

En otro proceso en EEUU, hay varios condenados a cadena perpetua, no incluidos en el juicio de Haití. El principal encausado, es el pastor evangélico haitiano-estadounidense, Christian Emmanuel Sanon, considerado autor intelectual del magnicidio y del golpe de Estado que seguía al crimen. Llevado por sus aspiraciones políticas, puso en marcha la conspiración con la contratación de los mercenarios colombianos. El excoordinador de Operaciones de Campo del Servicio General de Inteligencia, Joseph Félix Badio, “colaboró estrechamente con Sanon”, según la sentencia.

El senador opositor, John Joel Joseph, condenado a cadena perpetua, fue extraditado desde Haití para ser juzgado en Florida. Se le acusa de apoyar materialmente a los conspiradores. Los otros condenados son el jefe de los mercenarios colombianos y exmilitar, Germán Alejandro Rivera, el empresario haitiano-chileno, Rodolphe Jara, y el exinformante de la DEA, Joseph Vincent, quien “simuló” ser funcionario de Washington para conseguir apoyos en la conspiración.

Como si fuera poco el injusto destino de la primera revolución esclavista del continente, el pasado enero, el periódico, The New York Times, reveló que “una brigada ambientalista armada aliada con un exmilitar golpista, comenzó a exigir la destitución del primer ministro haitiano”. Trascendió que algunos líderes de la Brigada, expresaron públicamente su lealtad a Guy Philippe, antiguo comandante de la policía, quien lideró el golpe de Estado de 2004 que derrocó al presidente, Jean-Bertrand Aristide. Philippe regresó a Haití, después de cumplir una condena de seis años en una prisión federal estadounidense, por aceptar sobornos para proteger a contrabandistas de cocaína que usaron la isla para enviar drogas a Estados Unidos. Desde su regreso, Philippe, ha estado recorriendo el país, en busca de apoyo para una supuesta “revolución”.

Sobre el polémico, Philippe, James B. Foley, embajador de Estados Unidos en Haití durante el golpe de Estado contra Aristide, declaró: “Este es un tipo que ha recurrido a toda clase de maniobras y complots en los últimos 20 años para llegar al poder en Haití. Presentamos cargos formales en su contra, lo extraditamos y detuvimos, pero ahora lo enviamos de regreso a Haití, que está en total anarquía, así que el resultado es obvio, predecible y terrible”, vaticinó el exembajador.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 

 

 

 

 

 



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