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Por Alfredo García Almeida*
“¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”, nunca fue más acertada la popular frase mexicana, por la involuntaria incidencia de México en las elecciones del próximo 2 de noviembre, donde el presidente, Joe Biden y el expresidente, Donald Trump, deben competir por un nuevo mandato, si antes no ocurre un milagro.
A principios de marzo, Biden y Trump acudieron el mismo día a Texas, a defender sus programas “antinmigración”, según algunos expertos, uno de los principales temas de preocupación del electorado norteamericano. El segundo tema en importancia, apuntan, es la droga “fentanilo” debido a la muerte por sobredosis de alrededor 100.000 jóvenes estadounidenses al año, seguido del voto de los mexicanos en California y Texas.
Ambos líderes, acudieron a una zona norteamericana-mexicana. Brownsville, Texas, con una población de unos 200.000 habitantes forma parte del área que incluye a la ciudad mexicana de Matamoros, con casi 600.000 personas, pertenecientes al Estado mexicano de Tamaulipas. En Brownsville, predomina la mayoría latina, con un 94% de su población.
Desde Brownsville, Biden, urgió legislar al Congreso una Enmienda bipartidista sobre migración, para impedir el cruce ilegal a EEUU, así como agilizar los procesos de legítimo asilo.
En Eagle Pass, Texas, Trump, se concentró a su discurso “antimigratorio” en alianza con el reaccionario gobernador republicano, Gregg Abbot, prometiendo que hará una “expulsión masiva” de migrantes ilegales. Eagle Pass, es conocida como “la puerta de México”, con una población de casi 30.000 habitantes, integrada con la ciudad de Piedras Negras, Coahuila, con más de 210.000 habitantes, siendo la ruta más rápida entre México y la norteamericana Ciudad de San Antonio, con una población de más de 1,4 millones de personas, más del 57% de mexicanos de un total del 63% de hispanos.
El tercer tema de importancia electoral en la zona, es el "voto de los mexicanos”, que ya son mayoría en los dos Estados con el mayor número de votos electorales en EEUU: California, con 54 votos electorales, bajo gobierno demócrata, y Texas, con 40 votos electorales, gobernado por los republicanos.
No obstante la dinámica electoral de ambos candidatos presidenciales, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha incidido en el debate con una posición que responde a los intereses de México y de los trabajadores migrantes mexicanos. Durante su conferencia de prensa mañanera el pasado 6 de febrero, López Obrador, señaló que habló por teléfono con Biden sobre migración y solicitó a Washington 10 puntos, para resolver el problema migratorio que enfrentan ambos países:
Regularizar a mexicanos que llevan más de cinco años viviendo y trabajando en EEUU, aprobar presupuesto de 20 millones de dólares anuales para destinarlos a países pobres de América Latina y el Caribe, arreglar conflictos con Venezuela para evitar la migración, abordar el bloqueo a Cuba, mantener el programa migrante por la vía legal; procedimientos legales de solicitud de asilo o trabajo, no optar por construir muros ni cerrar fronteras, combatir el narcotráfico; consumo y distribución de drogas, como fentanilo, regular la venta de armas en EEUU, un plan conjunto para impulsar el comercio entre ambos países e integrar a todo el Continente de manera gradual, con respeto a las soberanías de cada país en temas económicos.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.
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