A un cuarto de siglo de un crimen de guerra

Editado por María Candela
2024-03-26 08:37:54

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La agresión contra Yugoeslavia aumentó la desconfianza de Rusia hacia las intenciones de ampliación de la OTAN hacia el este.
(Foto:@mae_rusia)

Por Alfredo García Almeida*

Ocho años después del colapso de la URRS, hace 25 años, ignorando la Carta de la ONU, el presidente demócrata de EEUU, Bill Clinton, ordenó unilateralmente la “Operación Fuerza Aliada” contra Yugoeslavia. La agresión fue iniciada por la OTAN, sin autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que se ha considerado que los bombardeos constituyeron actos de “crímenes de guerra”.

El 24 de marzo de 1999, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, fuerzas aéreas y navales de la OTAN, lanzaron un ataque con bombas y misiles contra el territorio de la República Federal de Yugoslavia, compuesta por Serbia y Montenegro. Los ataques tuvieron lugar desde el 24 de marzo, hasta el 11 de junio de 1999; y constituyó la segunda guerra ofensiva de la OTAN desde su creación en medio de la guerra de Kosovo, tras la “Operación Fuerza Deliberada” en 1995, durante la guerra de Bosnia. Un total de 19 países de la OTAN, participaron en la operación militar contra Yugoslavia, eufemísticamente denominada, “intervención humanitaria”.

Se arrojaron 9.160 toneladas de explosivos contra las ciudades e infraestructuras del país, civiles en su mayor parte. Unas 15 toneladas de la munición empleada, contenían uranio empobrecido, de efectos nocivos para el medio ambiente y la salud humana. Los bombardeos mataron a 462 soldados, 114 policías especiales, unos 5,700 civiles yugoslavos, 3 periodistas chinos y produjeron un daño estimado en más de 100.000 millones de dólares.

El objetivo de la operación militar, era obligar al país balcánico a firmar un plan de paz para la región separatista de Kosovo, en términos inaceptables para Belgrado. A pesar de la disposición del Gobierno yugoslavo, de negociar la entrada de tropas de la OTAN en su territorio, el secretario general de la Alianza Atlántica, el español y “socialista”, Javier Solana, “instruyó” el 23 de marzo al general estadounidense, Wesley Clark, para atacar a Yugoslavia al día siguiente.

Ambas agresiones de la OTAN lideradas por EEUU, cambiaron el concepto de “guerra defensiva”, que según su artículo 5, solo podía utilizar la fuerza armada en caso de agresión a alguno de sus miembros, para ser un organismo militar “ofensivo”, que desbordaba el limitado ámbito de su tratado fundacional y alcanzar todo el planeta. La “independencia” europea y el “orden jurídico internacional”, se quebraron. Y aumentó la desconfianza de Rusia, hacia las intenciones de ampliación de la OTAN hacia el este. Comenzaba la entonces oculta estrategia de Washington, contra una debilitada Federación Rusa, por la “independencia” de 15 naciones exsoviéticas.  

Para perpetrar la agresión a Yugoslavia, se obvió la falta de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, quebrantando el Derecho Internacional. Las consecuencias derivadas del cambio del concepto “defensivo” por el de “ofensivo” de la OTAN, y su temprano uso contra Rusia por parte de Washington, se deja sentir hoy día en un mundo visiblemente resultado del plan estratégico de EEUU, subyacente a los ataques a Yugoeslavia hace un cuarto de siglo.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.  

 



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