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Por Alfredo García Almeida*
Una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado lunes, instó a un “cese al fuego inmediato” en Gaza. “Una proposición no vinculante”, la definieron la embajadora de EEUU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, y el vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, mientras que la mayoría del Consejo de Seguridad, consideró que sí es “vinculante”.
António Guterres, secretario general de la ONU, dejó clara su opinión: “Son vinculantes”. Así lo establece el artículo 25 de la Carta fundacional: “Los miembros de las Naciones Unidas, se comprometen a aceptar y ejecutar las decisiones del Consejo de Seguridad de conformidad con esta Carta”. De inmediato surgió la interrogante: ¿Aceptará Netanyahu la resolución?
La resolución 2728 aprobada, solicita “un cese al fuego urgente durante el mes de Ramadán, (11 de marzo al 9 de abril) al que todas las partes respetarán, que esto conduzca a un cese al fuego permanente y sostenible y la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes”, pidiendo acceso a la región para atender las necesidades humanitarias y médicas de los rehenes.
La resolución presentada por los miembros temporales del Consejo de 15 miembros, Argelia, Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del Sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza, fue sometida a votación. La propuesta fue adoptada con 14 votos a favor, mientras que EEUU se abstuvo de votar contrastando sus anteriores vetos. La resolución llama a las partes a cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional, enfatizando que “la situación será vigilada de cerca”.
Aislado frente al creciente sentimiento humanitario de la mayoría de la comunidad internacional, el exparacaidista y canciller israelí, Yisrael Katz, en franco desacato a la resolución aprobada, declaró: “El Estado de Israel no cesará el fuego. Destruiremos a Hamás y continuaremos luchando, hasta el regreso a su hogar de todos los rehenes”. Netanyahu criticó a Washington por no haber vetado la resolución y en protesta, canceló la visita de una delegación israelí a Washington que tenía la misión de planificar en conjunto la operación militar en Rafah, con el mínimo de afectados civiles palestinos.
La prolongada ocupación de Gaza por el Ejército israelí, ha expuesto “el doble rasero” de la política exterior de EEUU, que por un lado suministra la logística bélica de Israel y por otro pretende “aliviar” el sufrimiento de casi 2 millones de civiles en Rafah, mediante una “ayuda” que va desde exhortaciones a Israel sobre un mayor “cuidado” con la población civil palestina y el lanzamiento de alimentos desde aviones, hasta la construcción de un puerto provisional para llevar ayuda “humanitaria” a los refugiados.
Según expertos, la abstención de EEUU en el Consejo de Seguridad, no se debió a diferencias políticas con Israel, sino con las próximas elecciones presidenciales de noviembre y la advertencia recibida por Biden desde sus bases demócratas en las primarias de Michigan y Minnesota, de condicionar el voto al distanciamiento de Israel, a quien no ha cesado de abastecer con armas y municiones contribuyendo a la masacre de palestinos.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.