“Me gusta la agricultura, yo siempre he sido partidario de, como dijo nuestro apóstol José Martí: si el hombre sirve la tierra sirve.”
(Fotos: Leipzig del Carmen Vázquez)
Por Leipzig del Carmen Vázquez García*
Cultivar la tierra es un arte que requiere paciencia, entrega y perseverancia. Estas cualidades se unen en Julio Rafael Hernández Figueredo, joven cubano de 35 años de edad, convencido de la importancia de labrar la tierra.
Cuando conversas con él te impregna energía y optimismo, cuenta que recibió sus tierras, no perdió tiempo y comenzó a prepararlas para ver el fruto.
“Me gusta la agricultura, yo siempre he sido partidario de, como dijo nuestro apóstol José Martí: si el hombre sirve la tierra sirve.”
Esas fueron sus primeras palabras cuando iniciamos nuestro dialogo allí frente a sus tierras. Mira con orgullo el fruto de su trabajo, insatisfecho porque queda mucho por hacer, pero convencido de haber ganado una batalla.
“Estas tierras llevaban 14 años sin trabajarse, llenas de marabú, las buldosearon dos veces y no hubo producción. Teniendo en cuenta la situación del país, yo las pedí y vine para aquí a trabajar, me las dieron y ya llevo un año aquí. En seis meses entregué 214 quintales de calabaza y ocho quintales de melón, con solo dos carreras que sembré de este fruto.”
Bien sabe Julio Rafael de trabajo y sacrificio, de cuanto empeño se necesita para hacer producir la tierra en tiempos donde los insumos y fertilizantes escasean, por el recrudecido bloqueo del gobierno norteamericano contra Cuba.
Este joven que vive a más de 700 kilómetros de la capital cubana, en una comunidad de la región oriental del país conocida como Las Mangas en la ciudad de Bayamo, tiene sobrados deseo de aportar.
“Ahora tengo yuca sembrada y quiero seguir incrementado este producto, quiero empezar con el cultivo de la calabaza nuevamente, el maíz, el melón y esperar a que las inclemencias del tiempo nos ayuden mientras se instalan los sistemas de riego.”
¿Cómo lograste eliminar el marabú que te encontraste aquí?
“Bueno eso fue una tarea ardua, lo tumbamos a mano, empezamos destronconando a pico, luego logramos que un tractor entrara y quitara los troncos con el arado que se nos rompió varias veces, pero lo logramos y miren como ya tenemos esto, en producción y para el beneficio del pueblo.”
¿Cuál es tú sueño?
“Amanecer y saber que tengo un sistema de riego, que no dependa de las inclemencias del tiempo para poder sembrar y tener resultados. Yo tengo el río Bayamo que rodea la finca completa y con un sistema de riego podré tener cultivo todo el año.”
Julio Rafael heredó las costumbres campesinas de sus tíos, cuenta que lo llevaban a ayudar a sembrar las tierras y así se fue apasionando por ese trabajo. Estudio en la escuela Militar Camilo Cienfuegos de Bayamo, pero dice que lo de él es el campo.
“Quisiera incrementar mis producciones para donar al Hospital Infantil y a la Casa de Niños de Amparo Familiar, aun me quedan 8 hectáreas de tierra por preparar y a medida que vaya incrementando la economía quiero entrar en proyecto avícola y ganado menor”.
Este joven emprendedor alega que todo trabajo requiere sacrificio. “Nosotros lo que tenemos es que tirar pa adelante, que es lo que necesita el país. Yo empecé con 31 años y ahora a los 35 es que veo resultados y para trabajar la agricultura tiene que nacer de uno y a mí me gusta la agricultura.”
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Granma