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Por Alfredo García Almeida*

Frankenstein es una obra literaria de ciencia ficción de la escritora inglesa, Mary Shelley, publicada el 1 de enero de 1818.  Se trata de un ser creado a partir de partes diferentes de cadáveres, al cual le es otorgada la vida durante un experimento científico, culpando a su creador de haberle dado vida para después desentenderse de él. “Es la encarnación del miedo de la gente, a crear algo que no se pueda dominar”.

Casi siglo y medio después, nace Israel de un experimento geopolítico de EEUU y sus aliados. Sin embargo, la recién creada nación hebrea con una identidad justa en un medio hostil, se ha ido convirtiendo en un monstruo político-social, que se va distanciando de quien le dio vida “para después desentenderse de él”.

El presidente, Joe Biden, tratando de contener el riesgo de una guerra regional más amplia, comunicó a sus aliados, que EEUU “no participará en ninguna acción ofensiva contra Irán”, según funcionarios estadounidenses. Trascendió que en una conversación con Netanyahu el pasado sábado, Biden trató de presentar la exitosa intercepción por parte de Israel de la ofensiva de misiles iraníes, como una gran “victoria”, con la sugerencia de que era “innecesaria” una mayor respuesta israelí.

Días antes, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, frente a los consejos de EEUU y la UE de actuar con “moderación” respondió: “Nadie le va imponer qué decisión debe tomar sobre la respuesta de Israel a Irán”, confirmando el vaticinio de Guterrres. En la misma línea, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, advirtió que la “más mínima invasión” por parte de Israel, traería una “respuesta masiva y severa” de Irán.

En la reunión del pasado 15 de abril en el Consejo de Seguridad de la ONU, su secretario general, Antonio Guterres, describió el escenario donde el Frankenstein israelí, amenaza a la humanidad: “Oriente Medio está al borde del abismo. Los pueblos de la región se enfrentan al peligro real de un devastador conflicto a gran escala. Ahora es el momento de desactivar y desescalar. Ahora es el momento de la máxima moderación”. Cuatro días después, Israel bombardeó con misiles a Isfahán, centro del programa de energía atómica del país persa, un radar ubicado entre las localidades de Izraa y Qarfa en la provincia meridional de Deraa en el sur de Siria y la gobernación de Babilonia, en Irak.

La Unión Europea, UE, 6 meses después de los atentados de Hamás que derivaron en la ofensiva del Ejército Israelí en Gaza, en la que han muerto más de 33.000 personas, espantada por el curso de los acontecimientos, ha reclamado un “alto al fuego inmediato”, apoyándose en la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que también lo exige. Los líderes del G-7, han logrado consenso para ese reclamo, en un momento en el que la situación en Gaza es crítica, con la inminente ofensiva israelí en Rafah. Sin embargo, la escalada militar directa del conflicto israelí-iraní, coloca la guerra en Gaza como una fiesta de cumpleaños.

La consecuencia del aumento de la violencia en todos los frentes de guerra de Israel, ha congelado las volátiles conversaciones entre Israel y Hamás. El primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, mediador en la guerra, lamentó que el “estancamiento” del diálogo, “abrirá las puertas a la expansión del conflicto en el Medio Oriente”.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.