Captura de pantalla de RPP
Por Alfredo García Almeida
¿Está el apoyo incondicional del presidente, Joe Biden, a Israel en la guerra contra Hamás, afectando sus posibilidades de reelección? ¿Son sus diferencias con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, reales o solo una simulación con fines electorales? Dos preguntas que se hace la opinión pública norteamericana, que están influyendo en su percepción sobre la brutal guerra que entra diariamente en sus hogares a través de la TV.
Actualmente, Biden está presionando para que se alcance un alto el fuego y un acuerdo para recuperar a los rehenes secuestrados por Hamás, como máxima prioridad. Mientras tanto, Netanyahu quiere negociar sobre los rehenes, mientras aplican la máxima presión militar sobre Hamás y considera que continuar la guerra, es la mejor manera de obtener concesiones del grupo palestino.
Por su parte, Hamás insiste en el intercambio de prisioneros, un cese permanente de hostilidades o al menos una tregua que conduzca a un alto al fuego con garantías de los mediadores, retirada del Ejército israelí de los territorios palestinos, regreso de los desplazados a sus antiguos hogares y proporcionar la ayuda humanitaria necesaria.
Esa tensa negociación entre ambas partes, no ayuda al presidente Biden, quien parece haber perdido la capacidad de influir en la crisis, al ser juez y parte. Trascendió como prueba del deterioro de su imagen mediadora, una carta de los principales donantes de la campaña de Biden, publicada en el periódico, The New York Times, amenazando con dejar de conceder más dinero en su candidatura presidencial, al considerar que el desgaste de las condiciones de vida en Gaza y el aumento de las víctimas civiles entre los palestinos, ayudan a la campaña de Trump.
Al parecer, Biden trata de mantener el control de la situación, de una manera que minimice el daño político para su campaña electoral. En ello se inscribe la abstención en la pasada votación del Consejo de Seguridad de la ONU, con el objetivo de mejorar las percepciones dentro y fuera del país, al calcular que esa resolución no vinculante no implicaría un cambio de política de EEUU, ni ocasionaría un daño importante a Israel.
Una encuesta reciente de Gallup, encontró que el 55% de los estadounidenses, no aprueba la respuesta militar de Israel en Gaza, un aumento de 10 puntos desde noviembre.
Según la encuesta, sólo un poco más de un tercio (36%), están de acuerdo con las acciones militares de Israel en Gaza, en contraste con la aprobación del 50% de los estadounidenses a las acciones de Israel, después del ataque de Hamas el 7 de octubre.
La encuesta también reveló que las tasas de aprobación de las medidas israelíes, han caído entre los republicanos del 71% en noviembre al 64% actual, y caídas aún más pronunciadas entre los demócratas, donde menos de uno de cada cinco (18%) ahora dice que aprueba las acciones de Israel.
Las cifras de las encuestas, revelan un cambio sobre la credibilidad de Washington y Tel-Aviv. Aún es pronto para predecir el resultado de la carrera presidencial norteamericana, basándose en esos datos. Sin embargo, el plan para asaltar la ciudad de Rafah, donde se refugian más de un millón de palestinos, puede ser decisivo para condenar a Biden y Netanyahu al basurero de la historia.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.