Imagen de archivo/RHC
Por : Mavel Ponce de León Hernández*
En una profecía literaria el autor de los versos sencillos predijo su partida a la eternidad. "No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor ¡Yo soy bueno, y como bueno moriré de cara al sol..".
Tres balas enemigas sobre su corcel a la luz del naciente sol radiante de su patria amada en Dos Rios, un 19 de Mayo de1895 ,le hirieron mortalmente, al hombre fiel a sus ideas de patriota. Él no permaneció en la retaguardia sino fue al frente de la batalla aún cuando no tenía experiencias bélicas.
José Martí Pérez, tenía tan sólo 42 años, cayó con la luz en sobre una frente ancha, y su rostro limpio cual manantial de la Sierra Maestra.Nuestro Martí puro de alma con el verbo encendido,, la mirada profunda, sinceras y aguda.
El Martí de los cubanos se llevó el dolor de los grilletes de los terribles trabajos en las canteras de San Lázaro aún muy joven con solo 16 años.
Las enfermedades que le acompañaron no fueron bondadosas; ni pausadas como su voz y alma, para un hombre que sufrió de dolores del alma y el cuerpo sobre una menuda figura que parecía poseer la fuerza de los Dioses griegos.
En las terribles dolencias le acompañaron la sarcoidosis, la conjuntivitis catarral crónica con caída del párpado derecho o la bronco-laringitis aguda.
Martí fiel a sus ideas políticas y a la libertad de su patria amada no se refugió en el dolor del cuerpo .Se elevó a la cúspide eterna desde su bondad infinita por las causas de los más desposeídos "con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar : El arroyo de la sierra me complace más que el mar definió en sus versos sencillos el más universal de los cubanos.
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Holguín