Presencia de Fidel durante los sucesos del 5 de agosto de 1994 en La Habana.
Por Pedro Martinez Pirez
Este lunes, cinco de agosto, se cumplen treinta años de un hecho que algunos celebramos como un gran triunfo de la Revolución Cubana y de su líder histórico Fidel Castro, quien demostró su liderazgo y sentó las bases de una nueva fase de las siempre difíciles relaciones de La Habana y Washington, y otros prefieren denominarlo el maleconazo.
Pero yo quiero recordar en este breve artículo a dos amigos que están por siempre en mi memoria: Mauro Casagrandi y Pepé Fernández de Cossio.
Recuerdo en primer lugar a Mauro porque lo había conocido como Encargado de Negocios de la Orden Militar y Soberana de Malta,en su casa de la calle 20 en Miramar y luego lo entreviste para la televisión cubana como uno de los agentes de la Seguridad cubana infiltrados en la CIA,
Casagrandi fue el único no cubano de nacimiento infiltrado en la CIA a quien entrevisté a mediados de 1987 como parte de una gran denuncia de Cuba contra las acciones intervencionistas de las agencias especiales estadounidenses.
Por eso no me extrañó que me llamara por teléfono el 5 de agosto de 1994 para preguntarme cómo podría ayudar a Cuba en aquellos momentos difíciles, cuando la economía cubana había tocado fondo en el llamado Periodo Especial, y el gobierno de Estados Unidos alentaba las salidas ilegales como parte de su su tradicional politica anticubana.
Yo estaba al frente de la Dirección de Información de Radio Habana Cuba y había enviado al periodista Jorge Ruiz Miyares, entonces jefe de nuestras transmisiones en indioma inglés, para que grabara las declaraciones del Comandante Fidel Castro frente al hotel Deauville, situado en Malecón y Galiano, en el municipio de Centro Habana.
Miyares cumplió de manera excelente su trabajo periodístico y permitió a Radio Habana Cuba contribuir a desmontar la propaganda anticubana y destacar, al mismo tiempo, el extraordinario papel cumplido por Fidel para enfrentar la situación creada por quienes se prestaban –concientes o engañados—a la maniobra imperialista del momento, relacionada con la emigración-
Quedará para la historia la inteligencia y valentía de Fidel para enfrentar las provocaciones yanquis, y la necesidad de que los medios cubanos estuvieran a la altura de las circunstancias difíciles que vivía el país y de las cuales se aprovechaba sin escrúpulos el Imperio.
Nunca olvidaré la llamada telefónica que recibí en Radio Habana Cuba de la presidencia de la radio preguntándome con quien había yo consultado para dar a conocer al mundo aquellas oprtunas declaracies del Comandante en Jefe y Presidente de Cuba.
Simplemente indiqué a la fuente que las declaraciones de Fidel no esperaban ni merecian consulta alguna.
Por eso cuando el amigo italiano residente desde hace muchos años en nuestro pais me pregunto como podía ayudar a Cuba, le devolví la pregunta sobre si todavía tenía él dinero de los salarios que le pago la CIA durante la década que estuvp infiltrado en esa agencia, para que fuera la CIA quien pagara los cuatro mil dólares que costo reponer los critales rotos del hotel Deauville.
Me dijo Mauro que si, que estaba dispuesto a asumir el costo de los cristales rotos, y anunciarlo por la televisión cubana. Recuerdo que esa noche llevé a Mauro Casagrandi al programa HOY MISMO, conducido por el colega Héctor Rodríguez, y reiteró lo que me había dicho.
Un excompañero del Minrex, de mis tiempos como diplomático, Pepé Fernández de Cossio, era el Presidente de la Cadena hotelera que incluía el Deauville. Con él organizamos el acto publico en que con la presencia de Mauro Casagrandi, de Pepé y una representación de los trabajadores del hotel, dimos a conocer con qué dinero se habían financiado los cristales colocados en la instalación que fue testigo de uno de los gestos inolvidables del Comandante en Jefe Fidel Castro.
La Habana, 5 de agosto de 2024.
