captura de pantalla de ABC
Por Alfredo García Almeida*
Donald Trump está tratando de eliminar a la candidata demócrata, Kamala Harris, como fuerza del cambio y destruir su credibilidad personal, utilizando la política basada en el insulto y el desprestigio con la que ganó el poder en 2016, ignorando a sus asesores, que, insisten en que centre su atención en los altos precios y la inmigración, según trascendió.
Trump acusa a la vicepresidenta, de ser responsable de la muerte de soldados estadounidenses en Afganistán y que es cómplice de los asesinatos de rehenes en Gaza. Tanto Trump como su compañero de fórmula, J.D. Vance, insinuaron que su mestizaje, es prueba de un siniestro carácter “camaleónico", que también explica los reveses políticos en energía e inmigración. En sus anuncios de campaña, Trump trata de enmarcar a Harris como “bolchevique” y advierte sin pruebas que la vicepresidenta, recortará drásticamente las prestaciones de la Seguridad Social, acogiendo a millones de inmigrantes indocumentados.
La gobernadora republicana de Dakota del Sur, Kristi Noem, calificó al compañero de fórmula de Harris, Tim Walz, como “peligro para la seguridad nacional”, por haber dado clases en China. Y Trump ha insinuado que las próximas elecciones podrían no ser “libres y justas” y dijo en una entrevista el pasado domingo, que era ridículo acusarle de “interferir” en las elecciones de 2020. Según expertos, estos comentarios crean temores, si pierde en noviembre y se niega otra vez a aceptar la derrota.
En desesperado giro, Trump ha tratado de ponderar la enorme diferencia de género en las encuestas para mitigar su credibilidad, por la designación de la mayoría conservadora de jueces en la Corte de Justicia, que anuló el derecho constitucional al aborto en todo el país. La ofensiva retórica de Trump, supone un endurecimiento de la confrontación en los próximos dos meses, pensando que las posibilidades de un triunfo en noviembre, pueden depender más de destruir el actual halo de bienestar en torno a Harris y reducir sus perspectivas entre los grupos de votantes en los Estados indecisos, que de mantener la esperanza de ganarse a nuevos votantes.
Aunque la contienda electoral está en un empate según las encuestas, la campaña de Harris reconoce que la amenaza de Trump sigue siendo potente. “No se equivoquen: los próximos 65 días serán muy duros”, escribió la jefa de campaña de Harris, Jennifer O'Malley Dillion, en una nota el fin de semana. “Esta carrera seguirá siendo increíblemente reñida y ganarán los votantes que decidirán esta elección, requiriendo una extraordinaria cantidad de trabajo”.
Harris hizo campaña en Detroit y, junto con Biden, en Pittsburgh con motivo del Día del Trabajo el pasado lunes, resaltando la importancia de los miembros de los sindicatos. Los obreros tradicionalmente votaban a los demócratas, pero la transformación del Partido Republicano por parte de Trump, atrae a muchos trabajadores, especialmente en las zonas rurales. Y la aparición de Harris con Biden en la Ciudad del Acero, demuestra cómo el presidente saliente, podría ayudar a su campaña en un Estado y entre un grupo demográfico de votantes, donde sigue siendo popular.
El impulso en la campaña de Harris, llega una semana antes del esperado encuentro con Trump, en el escenario de un debate programado para el 10 de septiembre en Filadelfia, junto con el voto por correo que comienza a finales de esta semana.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.
