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Por Alfredo García Almeida*
La noche del pasado martes, una enérgica y confiada vicepresidenta, Kamala Harris, se enfrentó políticamente al expresidente, Donald Trump, tras casi obligarlo a estrecharle la mano, antes de comenzar el esperado debate presidencial. El descrédito personal y la falta de soluciones, caracterizó el debate entre ambos candidatos presidenciales.
La vicepresidenta demostró haberse preparado, enfureciendo a Trump con comentarios provocadores. Le dijo a Trump que los líderes mundiales se reían de él, y los líderes militares le llamaron “desgracia”. Llamó a Trump “débil” y “equivocado”, dejando al expresidente fuera de control, cuando mencionó su condena penal y sus asuntos legales pendientes. Cuando Harris le llamó la atención por hundir un proyecto de ley de inmigración bipartidista o cuando calificó como “aburridos” sus mítines, el expresidente habló largo y tendido, repitiendo toda una serie de falsedades, sobre el “fraude” generalizado en las elecciones de 2020.
Trump repitió que la reducción de crímenes que supuestamente reportan las autoridades en Venezuela, es posible gracias a que los delincuentes de ese país, han llegado a Estados Unidos, información negada por fuentes confiables. Tras evitar los intentos de Trump de convertir las elecciones en un referendo sobre su raza y su género, la vicepresidenta ofreció un repudio mucho más directo a su oponente. Aludió a sus mentiras sobre el lugar de nacimiento del presidente, Barack Obama, al tiempo que pintaba a Trump, como una fuerza de división que buscaba explotar las heridas históricas más profundas de Estados Unidos, en su propio beneficio. “Creo que es una tragedia que tengamos a alguien, que quiere ser presidente, que ha intentado sistemáticamente, a lo largo de su carrera, utilizar la raza para dividir al pueblo estadounidense”, afirmó Harris.
Según expertos, el fallo del expresidente, fue no aprovechar la mayor debilidad de Harris, que suele ser fuerte en situaciones programadas, pero le cuesta ponerse a la defensiva cuando la cogen por sorpresa. Trump creó muy pocos de esos momentos, para incomodar a Harris. Tuvo que esperar hasta su discurso final, para pronunciar su frase más contundente: que “Harris, como parte vital de un Gobierno durante más de tres años, no había hecho ninguna de las cosas que ahora dice que haría”. La incapacidad de Trump para centrarse en un ataque consistente contra Harris o dejar de lado sus esfuerzos por distraerle, confirmó los temores de muchos republicanos decepcionados por su fracaso hasta ahora, al enfrentarse a su nueva oponente.
Una encuesta realizada por CNN, concluye que la vicepresidenta, Harris, superó al expresidente, Trump, con creces. Un 63% de los encuestados, consideró que Harris tuvo un mejor desempeño en el debate, frente a un 37 % que opinó que Trump fue el mejor de los dos. Antes del debate, los mismos votantes estaban divididos en partes iguales, sobre qué candidato tendría un mejor desempeño, señaló CNN en la presentación de los resultados de la encuesta.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.