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Por Alfredo García Almeida*
La Inteligencia norteamericana, contribuye a aumentar la inestabilidad social, sobre las elecciones del 5 de noviembre. El periódico español, El Mundo, publicó el pasado martes, que la Oficina del Director de Inteligencia Nacional estadounidense (ODNI, en inglés) afirmó: “A menos de un mes de las presidenciales, sigue habiendo injerencia extranjera en esos comicios”; y precisó que “Rusia prefiere al expresidente y candidato republicano, Donald Trump, e Irán a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris”.
“A medida que nos acercamos al día de las elecciones, la comunidad de Inteligencia también enfatiza que los esfuerzos extranjeros para socavar la democracia estadounidense, no terminarán el 5 de noviembre”, declaró un representante de esa agencia a la prensa. “Algunos actores extranjeros, particularmente Rusia, China y Cuba, según el balance efectuado, están apoyando o denigrando a candidatos involucrados en elecciones legislativas, estatales o públicas, para determinar a qué candidatos apoyar u oponerse”.
Según el diario español, la ODNI, afirmó: “Tal y como lo ha hecho en ciclos anteriores, La Habana, puede estar tratando de ganarse el favor del Congreso y de los políticos locales que cree que apoyarán sus políticas. Florida, gobernada por el republicano, Ron DeSantis, es el epicentro de esas actividades”.
“En concreto, Rusia, según Washington, está aprovechando una amplia gama de actores con influencia en un esfuerzo por influir en las elecciones al Congreso, en particular para alentar al público a oponerse a políticas y políticos pro Ucrania. China, por su parte, está tratando de influir en las elecciones al Congreso, con candidatos que, independientemente de su afiliación partidista, Pekín considere que amenaza sus intereses fronterizos, especialmente en relación con Taiwán. Desde la ODNI, dijeron no haber percibido que Irán esté tratando de influir en las elecciones estatales y del Congreso en el actual ciclo electoral.
La ODNI destacó: “La injerencia extranjera, intenta minar la confianza en los procesos democráticos y exacerbar la división en la sociedad, además de dar forma a las preferencias de los votantes. Esas campañas, según se anticipó, no acabarán el día de los comicios, sino que continuarán poniendo en cuestión la validez de los resultados tras el cierre de las urnas”.
Adam Clayton Powell, director ejecutivo de la Iniciativa de Ciberseguridad Electoral de la Universidad de Carolina del Sur (USC), declaró: “Es muy difícil cambiar una elección estadounidense mediante el hackeo, pero lo que sí se puede hacer, es sembrar dudas sobre los candidatos y más todavía sobre la democracia”. Apenas un mes de los comicios presidenciales, crece la incertidumbre sobre los resultados electorales.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.