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Por Alfredo García Almeida*
Muchos en Estados Unidos, no están preparados para elegir presidenta a una mujer y menos si es de ascendencia india y afroamericana. De un generalizado sentimiento internacional de temores e incertidumbre sobre Trump, con su victoria electoral, se pasó a un coro de felicitaciones de centro-derecha e incluso a ofrecerse a colaborar con la nueva administración trumpiana.
Trump lideró la contienda, tan temprano como a media noche del martes, con la mayoría de los votos escrutados. Y la ventaja sobre Harris, no fue menor ni apretado, como anticipaban las encuestas. Los sondeos se equivocaron una vez más, excepto el periódico, The New York Times, que predijo una victoria del expresidente con 297 votos electorales. Trump superó las expectativas, obteniendo 292 votos electores (necesitaba 270) según los datos oficiales, contra 224 de Harris. A diferencia de 2020, Trump también se impuso en el voto popular: 51% contra 47,5%. “Es un sentimiento de amor”, dijo en inusual tono pausado y sin agregar mayor triunfalismo.
A pesar de ser un “delincuente convicto” con un discurso racista, antiinmigrante y receptor del gran escándalo, tras el comentario del humorista, Tony Hinchcliffe, que se refirió a Puerto Rico como “una isla flotante de basura”, en algunos Estados, Trump, aumentó alrededor de 10 puntos entre los hispanos. El voto joven y masculino, también fueron determinante para los resultados del candidato republicano.
Trump ha proclamado su victoria desde el cuartel general republicano en Florida: “América nos ha dado un mandato poderoso, sin precedentes”. Además, ha señalado que entre todos conforman el “movimiento político más grande de todos los tiempos”, agregando que su mandato instaurará una “Edad Dorada” en Estados Unidos. El Partido Republicano, controla el Congreso (tiene asegurado el Senado y aspira a retener la Cámara de Representantes), ambas se requieren para cumplir las promesas ejecutivas.
En su discurso de victoria, Trump prometió unir al país y dejar atrás la polarización. “El éxito nos unirá” y agregó que gobernará “con una misión”. “Dios me perdonó la vida para salvar a nuestro país”. A Trump solo le faltaba la “mano divina”, que empoderó al presidente, Ronald Reagan, cuando sufrió un atentado en marzo de 1981, a sólo 70 días de su primer mandato.
Los paralelismos entre ese suceso y lo ocurrido en Butler, Pensilvania, cuando un hombre armado le disparó al expresidente, Trump, son sorprendentes. La valentía de Reagan durante esas tensas horas, consolidó su relación y prestigio político con el pueblo estadounidense y modificó la forma en que encaró la política a lo largo de su mandato, tal como podría ocurrir en el caso de Trump, para bien o para mal.
Según expertos, los resultados electorales muestran a EEUU más conservador, pasando costosa factura a los demócratas, cuyo desencanto con Biden por los índices de inflación, alto costo de vida y precios desorbitantes de los servicios de salud, vivienda y educación superior, junto a la crisis migratoria y de inseguridad, trajeron un costo político y económico, mayor que el riesgo de un Trump más fortalecido, autoritario e imprevisible.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.