Donald Trump y Mark Rutte, secretario general de la OTAN. (Foto:PL)
Por: Alredo García Almeida*
“Rutte se reunió con el presidente electo Trump. Analizaron una amplia variedad de cuestiones de seguridad global a las que se enfrenta la Alianza. El secretario general y su equipo, también se reunieron con el congresista, Mike Waltz, y miembros del equipo de Seguridad Nacional del presidente electo”, informó la OTAN en un comunicado el pasado sábado. “Con el visto bueno de Joe Biden y los suyos, conscientes de que lo que está en juego justifica ampliamente romper el protocolo y presentarse en Florida y no en la Casa Banca. Ver antes al futuro líder que al actual”, agregó el periodista, Pablo R. Suanzes, Corresponsal del periódico, El Mundo, en Washington.
Mark Rutte, secretario general de la OTAN, estuvo el pasado viernes en Mar-a-Lago, la residencia de Florida del presidente electo y cuartel general de su equipo de transición, en un viaje secreto que sólo se conoció, porque fue revelado por la prensa neerlandesa. Rutte, exprimer ministro neerlandés, asumió sus responsabilidades el pasado 1 de octubre, reemplazando a Jens Stoltenberg, como responsable de dirigir el proceso de consulta y toma de decisiones en la Alianza Atlántica y de “garantizar que las decisiones se implementen”. Tiene sólo dos funciones principales: ser el vocero de la organización y presidir todos los comités y reuniones de ministros, embajadores y líderes, encauzando los debates.
Su principal misión oficial en la Alianza, es tener como centro a Ucrania en la disuasión hacia Rusia, la gran razón de ser de la OTAN. Sin embargo, según expertos, su primera responsabilidad oficiosa será otra: calmar, controlar y sobrellevar a Donald Trump. Fue el gran éxito de Stoltenberg, al que se le atribuye la fórmula para canalizar la ira de Trump, ignorar sus amenazas y evitar entre 2016 y 2020, que rompiera la Alianza y acabara con el acuerdo de defensa mutua asegurada, lo que implicó numerosos viajes de Stoltenberg a Washington y reuniones permanentes con el Congreso y legisladores responsables en materia de Seguridad y Defensa.
Según el periodista, Suanzes, “el nerviosismo en la OTAN, inquietud o miedo incluso, es palpable y obvio. Tras despreciar y reprobar en público y privado a sus socios en su primer mandato, acusándolos de ser unos “gorrones”, se espera que Trump presione a los aliados para que lejos de quedarse en una inversión del 2% de PIB a defensa, como se pactó en 2014, se vaya al 3%. Ya lo dijo en su primera cumbre en 2017 y lo repetirá ahora. En estos años el avance ha sido notable. Hace una década, sólo tres países superaban ese umbral. Ahora, con mucho retraso, se espera que 23 aliados de los 32 lleguen o superen el 2% este curso. En una década se ha pasado del 1,43% de su PIB combinado al 2,02%, con una inversión que este año ascenderá a más de 430.000 millones de dólares”.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.