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Foto: lapatria.com
Por: Alfredo García Almeida*
El instinto depredador del león inmobiliario, no resistió la tentación de ver una atractiva faja de tierra de 360 km2, con sus pobladores indefensos, al suroeste de Israel, al noreste de la península del Sinaí (Egipto) y al oeste del mar Mediterráneo, provocando el sorprendente anuncio de Trump el pasado martes, que tomaría el control de la Franja de Gaza y la convertiría en la “Riviera del Medio Oriente”.
Después del anuncio de tomar control de la Franja de Gaza y reubicar a los que se encuentran actualmente allí para reconstruir el área, su administración está considerando tres zonas potenciales para la absorción de habitantes de Gaza. Según trascendió, las zonas consideradas son, Marruecos, Puntlandia y Somalilandia, estas dos últimas situadas en el Cuerno de África. Lo que estos tres países tienen en común, es una fuerte necesidad de apoyo estadounidense, ya que Somalilandia y Puntlandia, buscan reconocimiento internacional y Marruecos, tiene una disputa territorial en curso sobre el Sáhara Occidental.
El presidente, Trump, no se comprometió a enviar tropas a Gaza, pero tampoco descartó nada, porque, según la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, el presidente es “muy bueno” negociando y quiere preservar esa influencia. Mientras, Trump, dijo que Estados Unidos está tomando posesión de Gaza, Leavitt aclaró que Estados Unidos “no va a pagar por ello”. “Su administración va a trabajar con nuestros socios en la región para reconstruirla. Permítanme dar un paso atrás, porque esta es una idea original”, dijo Leavitt. “Así es el presidente, Trump, por eso lo eligió el pueblo estadounidense y su objetivo es una paz duradera en Oriente Medio para todos los habitantes de la región”.
“Eso no significa que haya tropas en el terreno en Gaza. No significa que los contribuyentes estadounidenses vayan a financiar este esfuerzo”, añadió, Leavitt, “significa que, Donald Trump, que es el mejor negociador del planeta, va a llegar a un acuerdo con nuestros socios en la región”.
Trump dice que sus ideas tienen un amplio apoyo, pero no hay señales de eso. Egipto, Jordania, Arabia Saudita y Riyad Mansour, embajador palestino ante las Naciones Unidas, han condenado sus planes. Según, Sami Abu Zuhri, vocero de Hamás, la idea de Trump es una “receta para crear caos y tensión en la región”. “Nuestro pueblo en la Franja de Gaza, no permitirá que estos planes se aprueben. Lo que se requiere es el fin de la ocupación y la agresión contra nosotros, no la expulsión de nuestra tierra”, añadió. Por su parte, Arabia Saudita, reafirmó su posición de que no establecerá vínculos con Israel, sin la creación de un Estado palestino.
La imaginación de Trump, no tiene límites. Al incluir la Faja de Gaza a sus sueños expansionistas, junto a la compra de Groenlandia, la anexión de Canadá y la recuperación del Canal de Panamá, Trump se siente seguro y confiado por tratarse de negociaciones sobre “bienes raíces”, cuya experiencia empresarial es de larga data. Sin embargo al coincidir esta vez con apreciaciones geopolíticas, en una de las zonas de conflicto más volátiles del planeta, el tiro puede salirle por la culata, al no distinguir entre fantasía y realidad.