Avionetas piratas: el Gobierno de EE. UU. tuvo que admitir que despegaban desde su territorio

Editado por Maria Calvo
2025-02-18 11:10:51

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Robert Ellis Frost, piloto mercenario fallecido al explotar la Comanche 250 lyc sobre el central España. Foto: Revista Bohemia

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Con el propósito de obstaculizar las labores de la primera zafra revolucionaria de Cuba, comenzaron a despegar, desde el sur de la Florida, avionetas piratas que dejaban caer bombas en los centrales azucareros y en los cañaverales, que quedaban reducidos a cenizas.

Los vuelos se iniciaron el 11 de octubre de 1959, cuando una aeronave pirata dejó caer dos bombas incendiarias sobre el central Niágara (hoy Manuel Sanguily), en la provincia de Pinar del Río.

Siguieron los ataques el día 19, en el central Punta Alegre (hoy Máximo Gómez), y el 21, el desertor Pedro Luis Díaz Lanz, tripulando un bimotor b-25, ametralló, con total impunidad, zonas pobladas de la ciudad de La Habana, lo cual dejó un saldo de 2 civiles fallecidos y 50 heridos.

Por supuesto que las autoridades estadounidenses se apresuraron en negar que las naves piratas habían despegado de su territorio. Sin embargo, horas más tarde, el propio mercenario Díaz Lanz confesaba que había salido de la Florida.

Solo en enero de 1960 los pilotos mercenarios quemaron campos de caña en diez centrales, y en febrero hubo seis ataques. Pero, tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se rompe: una de esas avionetas piratas explotó en el aire, cuando atacaba un central.

Alrededor de las 6:00 a.m. del 18 de febrero, un piloto estadounidense se dirigió a la sección en la que se tramitaban los planes de vuelo en el aeropuerto de Tamiami, Florida. Rellenó el rutinario formulario y, en el espacio correspondiente al destino, escribió: «Destination Brows Airport, ten miles south». Despegó en la avioneta Comanche 250 lyc, y puso rumbo a un punto cercano a Cayo Hueso, donde probablemente recogió a su acompañante y el artefacto explosivo que lanzarían sobre su objetivo. Nunca se dirigió al aeropuerto señalado en el plan de vuelo.

Como a las 8:40 a.m. de ese día, los vecinos del batey del central España Republicana, ubicado en Perico, Matanzas, observaron cómo una avioneta de un solo motor, color blanco y una raya roja, se acercaba al central, volando a baja altura.

La aeronave dio un giro sobre el batey y cuando ya estaba encima de las instalaciones del ingenio, uno de sus tripulantes, con las dos manos, trataba de sacar un bulto que, evidentemente, era una bomba. En ese momento se produjo una gran explosión que destruyó totalmente el aparato, cuyos restos, envueltos en una negra humareda, cayeron a tierra.

Restos del fuselaje de la Comanche 250 LYC que explotó en el central España. Foto: Archivo de Granma

Para asombro del vecindario, quedaron esparcidos en la calle los restos calcinados del fuselaje, todavía ardiendo, del Comanche 250; también fragmentos del motor, la hélice, una rueda, documentos, mapas, fotos, un reloj y dos cadáveres.

LA BOMBA... POR LA CULATA

Wenceslao Pinedo Lima, electricista del central, recuerda que se encontraba con su compañero de trabajo, José Moreno. «Los dos vimos a la avioneta cuando venía hacia nosotros. Venía tan bajita, que no pensamos que viniera a atacarnos. No comprendimos su intención hasta que, bajando aún más, giró sobre el techo del almacén de refino, al lado del ingenio.

«Era blanca, con una tira roja. La vimos como a unos 200 metros de distancia. En eso, y ya sobre el ingenio, uno de los que venía sacó algo que parecía una jamonada. Entonces la dejó caer, y a unos tres pies, estalló. La avioneta saltó en pedazos, hecha añicos. Aquello fue un espectáculo impresionante.

«Yo creo que ellos pararon un poco el motor, pues la avioneta se quedó como suspendida en el aire. Fue en ese momento que dejaron caer la “jamonada”. Creo que en esa operación calcularon mal, pues tal parece que la cola de la avioneta fue la que chocó con lo que dejaron caer. Fue, en cuestión de segundos, la tremenda explosión».

Documentos ocupados entre los restos de la avioneta pirata que explotó en el aire en el central España. Foto: Revista Bohemia

¿QUIÉNES ERAN, DE DÓNDE SALIERON Y QUÉ SE PROPONÍAN ATACAR?

De acuerdo con los documentos que fueron encontrados entre los restos del Comanche 250 lyc, se pudo identificar a su piloto Robert Ellis Frost –aunque también utilizaba el nombre de Robert Ross–, con pasaporte estadounidense No. 1158-1000, de Eugene, Oregón. Nació en Milwaukee, Wisconsin, el 16 de agosto de 1929. El cadáver del otro tripulante quedó tan destrozado que no pudo ser identificado.

Se ocupó un mapa en el cual el piloto tenía marcado bombardear también los centrales Soledad y Zorrilla. Además, aparecían dentro de un círculo los ingenios de Camagüey y de Las Villas, atacados semanas atrás.

El mapa de navegación revelaba los dos puntos o bases desde donde despegaban las avionetas piratas: una de ellas se encontraba situada a 25 grados y 17 minutos de latitud norte, y a 80 grados y 53 minutos de longitud occidental, a unas 67 millas al noreste de la Base Militar de la Marina de Guerra en Cayo Hueso, y a 30 millas al suroeste de la Base Aérea del Comando Estratégico de ee. uu., en Homestead.

Se pudo precisar que, desde este punto, despegó la Comanche 250 lyc, pues el piloto anotó en el mapa las rutas trazadas, con las horas del viaje de ida y regreso, desde allí a los centrales España y Soledad.

En la bitácora de vuelo aparecían registrados los días 3, 15 y 17 de febrero, como salidas del aeropuerto de Tamiami –no estaba el 18–, que coincidían con la quema de cañaverales cubanos.

Recortes de periódicos de la época

FIDEL EMPLAZA AL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS

Ante las reiteradas negativas del Gobierno de Estados Unidos en reconocer que desde su territorio despegaban las avionetas piratas, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en su comparecencia en el programa Ante la Prensa, de la TV Cubana, el mismo día 18, dijo:

«Ponemos todos estos datos y todas estas pruebas a la disposición de las autoridades de los Estados Unidos; que vengan todos esos técnicos y expertos, para mostrarles el lugar donde ocurrió el accidente, el avión y todas las circunstancias. Porque creo que esta es una gran oportunidad que tienen las autoridades de Estados Unidos para demostrar que tienen interés en que estos hechos, que son una vergüenza para la nación americana, no ocurran más». (Tomado del diario Granma)



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