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Fotos: Leipzig del Carmen Vázquez
Por: Leipzig del Carmen Vázquez García*
Como un foco de luz, en medio de las tinieblas, caracterizó la historiadora Hortensia Pichardo, al gallito bayamés, Pedro Felipe Figueredo Cisneros, Perucho, un patriota cubano de alto valor personal y elevada moral revolucionaria.
Nacido el 18 de febrero de 1818, el ilustre revolucionario siempre fue admirado por ser uno de los horcones de la colosal obra de enfrentar la dominación colonial española. Quienes lo conocieron, dejaron constancia de cuanto sufría al ver la patria oprimida y no pudo vivir más bajo el peso de las cadenas del oprobio.
Al hombre esbelto, elegante y de carácter dulce, el historiador de la ciudad de Bayamo Ludín Fonseca García lo recuerda como un símbolo que perdurará por siempre.
“Cuando hablamos de Perucho, lo primero que nos viene a la mente es su imagen, cruzando las piernas, montado en su caballo Pajarito, escribiendo la letra del Himno Nacional. Las revoluciones nacen con símbolos y Perucho es uno de esos símbolos. Fue un hombre que desde que fue a la lucha sabía cuál era su destino: o triunfaban o iban a morir. ”
El patricio bayamés puso su talento, patriotismo, fortuna y pasión revolucionaria en función del bienestar del pueblo cubano, así lo patentiza el historiador bayamés Aldo Daniel Naranjo Tamayo.
“Escribir poesías políticas y civiles, tocar con destreza el piano, componer música, preparar artículos de costumbres y llevar escenas obras de teatros, suyos o adaptadas, fueron algunas de las acciones que desarrolló en su corta vida. La composición del himno ha encumbrado su nombre y tal pareciera que ello lo ubicada en un lugar cimero en la historia.”
“Jugó un meritorio desempeño en los primeros seis meses de la guerra, sobre todo en la batalla de Bayamo, rindiendo la plaza en 40 horas de combate y en cuyas calles estrenó el machete como arma de combate, en medio del frenesí de la victoria, el pueblo le pidió la letra del Himno de Bayamo.”
Sobre su activa vida militar Naranjo Tamayo comenta
La valentía de Perucho Figueredo lo acompañó hasta los últimos días de su vida en que fue sorprendido por el enemigo. Estaba enfermo y en compañía de su familia, tras una tenaz resistencia, fue apresado.
“Preso por los españoles no aceptó las ofertas indecorosas que le hicieron, fue condenado al fusilamiento y ante el Consejo de Guerra declaró: abreviemos esto Coronel, soy abogado y como tal conozco las leyes y se la pena que me corresponde, pero no por eso crean ustedes que triunfarán, pues la Isla está perdida para España; el derramamiento de sangre que hacen ustedes es inútil y ya es hora de que reconozcan su error.”
Cuentan que cuando de los fusiles salías las balas que sellaban su vida, Perucho cantaban con energía ¡Morir por la Patria es vivir!
*corresponsal de Radio Habana Cuba en Granma