
Foto: BBC News Mundo.
Por: Alfredo García*
“¡Vladímir, PARA!”, es el dramático ruego con apariencia autoritaria del presidente, Donald Trump, que recorre el mundo en titulares de prensa, después del bombardeo ruso del pasado jueves que dejó una docena de muertos y cerca de cien heridos, en barrios residenciales de la capital ucraniana.
“Los misiles siguen cayendo, no puede ser. Se necesita a dos para bailar un tango”, dijo Trump, con su estilo grotesco desde el Despacho Oval. “No estoy contento, claramente. Si estás negociando la paz, no puedes tener este tipo de bombardeos”.
Al ser preguntado sobre qué concesiones ha ofrecido Rusia, durante las negociaciones, Trump respondió: “Detener la guerra, dejar de tomar todo el país”, que calificó, como “una concesión bastante grande”. Sobre si Ucrania debería ceder territorio, dijo: “Depende de qué territorio. Han perdido mucho terreno, y haremos lo mejor que podamos, trabajando con Ucrania”. En su mensaje, Trump añadió: “Cinco mil soldados mueren cada semana. Hay que cerrar el acuerdo de paz”.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha querido presentarse como el único capaz de imponer la paz en Ucrania “en 24 horas”. Ha mencionado varios plazos para un acuerdo, ha descartado cualquier intervención militar estadounidense y ha asegurado que, con él en el poder, no habría guerra. Bajo ese marco, Estados Unidos diseñó un plan que no consultó con aliados, que impone una congelación de las líneas del frente y legitima la anexión rusa de Crimea.
Molesto por la negativa de Zelenski a aceptar su plan, el presidente escribió el pasado miércoles en su red Truth Social: “Si tanto quería retener Crimea, debería haber luchado por ella”. Se refería a la anexión de la península por parte de Rusia en 2014, un episodio que, según Trump, no fue respondido con firmeza por la comunidad internacional, incluido el entonces presidente, Barack Obama.
Durante un encuentro en la Casa Blanca con el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, jefe de Gobierno de un país que comparte frontera directa con Rusia y que ha respaldado firmemente a Ucrania desde el inicio de la invasión, Trump intentó proyectar control sobre el proceso de paz. Aseguró que tanto Rusia como Ucrania “quieren la paz”, aunque admitió que el conflicto está marcado por un “odio visceral”. Dijo tener su propio calendario para cerrar un acuerdo, sin revelar fechas ni condiciones, y se limitó a afirmar que busca “resultados rápidos”.
Washington ha buscado presentarse como árbitro único del proceso, desplazando a la diplomacia europea e imponiendo condiciones que han sido vistas en Kiev, como excesivamente favorables a Moscú. Mientras Trump elogia a Putin como un líder “con el que se puede hacer negocios”, su Gobierno ha tratado de forzar un alto el fuego con concesiones territoriales que debilitan, a ojos de Europa, el principio de integridad territorial ucraniana.
*periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.