por Roberto García Hernández
Tras el receso por el Día de Recordación de los Caídos, el Congreso estadounidense reinició sus labores con una amplia gama de proyectos y resoluciones pendientes de discutir, cuando quedan pocas semanas antes de las vacaciones de verano.
Entre las tareas sin concluir hay aspectos del presupuesto federal, la confirmación de funcionarios del Gobierno, resoluciones y proyectos sobre la guerra contra el Estado Islámico y la lucha inconclusa en torno a la aprobación de Merick Garland, nominado por el presidente Barack Obama como juez de la Corte Suprema, en sustitución del fallecido magistrado Antonin Scalia.
Ambos hemiciclos del Capitolio retoman sus trabajos en pleno desarrollo de la campaña con vista a los comicios generales de noviembre, en los que no solo está en juego la jefatura de la Casa Blanca, sino también 34 de los 100 asientos senatoriales y la totalidad de los 435 puestos de la Cámara baja.
Pero los legisladores no vuelven a sus oficinas en Washington por mucho tiempo, pues en pocas semanas saldrán nuevamente de vacaciones, o como ellos prefieren llamarlo: trabajo en los distritos y estados, esta vez con motivo de las celebraciones del 4 de julio, Día de la Independencia y pocos después para el receso veraniego por todo agosto, hasta principios de septiembre.
Ese próximo período de cese de labores tendrá como contenido principal la labor proselitista de los integrantes del Legislativo en su propio terreno, algunos en busca de los votos que necesitan para asegurar su reelección, otros para trabajar en función de sus correligionarios cuyos puestos están en peligro.
Según el diario The Hill, a los del partido azul no les sería fácil lograr el control de la Cámara de Representantes, pues allí tienen 188 curules y los republicanos 246, del total de 435.
Expertos electorales predicen que los demócratas probablemente logren algunos puestos, pero no llegarían a los 30 necesarios para obtener la mayoría en dicho hemiciclo.
En un análisis reciente, el blog digital Cook Political Report estimó que 19 representantes republicanos tienen sus cargos en peligro en los próximos comicios y en el caso de los demócratas hay cuatro en esa situación.
Los demócratas esperan obtener ventajas a partir de la retórica explosiva del virtual candidato republicano Donald Trump en la campaña, con sus ataques a los inmigrantes, musulmanes, mujeres y discapacitados, lo que hará perder seguidores en los comicios tanto al multimillonario como a su agrupación política en general.
Hasta la fecha la favorita para lograr la nominación demócrata con vista a las presidenciales es la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, quien todo parece indicar que se enfrentaría a Trump en la lucha por la presidencia.
La cárcel en la base de Guantánamo
En los próximos días, el Senado tendrá que darle los toques finales al proyecto de Ley de Asignaciones de la Defensa (NDAA) del año fiscal 2017, que asigna 602 mil millones de dólares al Pentágono para el período que comienza el próximo 1 de octubre y culmina el 30 de septiembre de 2017.
Algunas enmiendas presentadas por los republicanos anexas a ese texto prohíben a Obama transferir a territorio continental norteamericano a los reclusos que permanecen en la cárcel de la base naval de Guantánamo.
Otras iniciativas auspiciadas por los demócratas favorecen la clausura de esa penitenciaría, abierta desde enero de 2002 en dicho enclave militar que Washington mantiene en territorio cubano contra la voluntad del pueblo y Gobierno de la isla caribeña.
En conjunto, sobre ese controversial asunto se conforma un paquete legislativo con textos que, según el diario The Hill, chocan entre sí en torno a las facultades del mandatario para cerrarla.
El senador demócrata Dick Durbin considera incorrecta mantenerla abierta, porque la permanencia de dicho penal "debilita nuestras alianzas, inspira a nuestros enemigos y pone en duda nuestro compromiso con los derechos humanos". Los legisladores opuestos a la clausura están molestos con una provisión incluida en la NDAA, que asignaría fondos a un centro alternativo en territorio norteamericano para albergar a los detenidos de Guantánamo, por lo que media docena de senadores republicanos, encabezados por Jerry Moran, presentó una contrapropuesta.
Según Moran, "en su intento desesperado por cerrar esa cárcel y cumplir su promesa electoral, Obama compromete la seguridad nacional de Estados Unidos", por lo que todavía está pendiente que él presente un plan integral que justifique legalmente su estrategia de cierre de esa instalación.
El plenario de la Cámara alta comenzó a trabajar en la NDAA a partir del 6 de junio, cuando los senadores regresaron del receso por el Memorial Day, y quienes proponen el cierre de la instalación intentan llevar adelante propuestas que permitirían a los detenidos declararse culpables en las cortes civiles a través de videoconferencias.
Especialistas en el tema estiman que cerca de una docena de los 80 reclusos en Guantánamo estarían decididos a declararse culpables, mientras otros 30 ya están autorizados a llevarse a otras naciones, la mayoría de los cuales saldrá entre junio y julio.
Como está establecido, las versiones de ambos hemiciclos del Congreso tendrán que ser reconciliadas y aprobadas a ese nivel antes de que se envíen a la firma de Obama. Pero este será un camino difícil en los pocos días de labor que tendrán los legisladores en las próximas semanas.
Mucho trabajo atrasado
Con razón o no, muchos ciudadanos estadounidenses se quejan de la falta de productividad de sus congresistas, comparada con los altos salarios que perciben.
Según la organización privada Alianza para la Protección de los Contribuyentes, cada legislador gana alrededor de 286 mil dólares al año en beneficios y compensaciones, como promedio, incluyendo unos 174 mil dólares en salarios, aunque las cifras pueden variar.
Sin embargo, en igual período los empleados federales estadounidenses con un puesto de trabajo fijo reciben como promedio 55 mil dólares.
En contraposición con estos beneficios, datos del Sistema de Información Legislativa del Congreso señalan que el Senado de Estados Unidos tiene pendiente analizar cerca de 400 proyectos y resoluciones aprobadas por la Cámara de Representantes de enero de 2015 hasta hoy. La mayoría de las propuestas están estancadas a nivel de los comités senatoriales, entre ellas una que prohíbe la entrega de beneficios a empleados del Servicio de Rentas Internas, entidad a cargo de la política de impuestos.
Tras regresar de su receso por el Día de los Caídos, los senadores enfrentaron la realidad de que hasta la fecha solo aprobaron 122 de las 518 enmiendas o resoluciones conjuntas ratificadas por la Cámara baja en los últimos 16 meses.
Medios especializados en temas del Congreso coinciden en señalar que esta situación de estancamiento provoca frustración entre los legisladores, quienes exigen al liderazgo senatorial que elimine los obstáculos de procedimientos que contribuyen a la eliminación total de determinados proyectos.
Pero también los votantes expresan su descontento, pues encuestas recientes de la empresa Gallup revelan que cerca de 80 por ciento de los ciudadanos estadounidenses desaprueba el trabajo que realizan los miembros del Capitolio, mientras apenas 18 por ciento lo aprueba.
Estos índices se mantuvieron en niveles similares en los últimos meses, y es muy probable que ese sentimiento de rechazo se exprese en las urnas en las elecciones generales del 8 de noviembre, con un alto abstencionismo o con votos de castigo a la actual legislatura o a los partidos a que sus miembros pertenecen.
*Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina
(Tomado de Prensa Latina)