Por Alberto Corona (PL)
Fidel Castro fue un forjador visionario del paradigma globalizante de una nueva sociedad y de un hombre y una mujer nuevos, así caracteriza el destacado intelectual nicaragüense Francisco Lacayo -en apretada síntesis- al líder de la Revolución cubana.
Para Lacayo, quien ofreció una conferencia magistral sobre los pilares del paradigma de la educación, la ciencia y la tecnología en Fidel, el líder revolucionario concebía, dirigía y erigía esos elementos interrelacionados e interdependientes como un solo sistema.
A su vez, el exrepresentante de la Unesco en La Habana considera que ese paradigma de la nueva sociedad, heredado del maestro José Martí, no asume una visión de sociedad de masas anónimas.
Para Fidel, explicó, la sociedad tenía rostros, vivencias y nombres concretos. 'Toda la vida Fidel se alimentó de un contacto directo, en actitud de atención especial a la persona con la que se encontraba, como si fuera la única que existiera en ese momento', acotó.
Son ya legendarias sus inagotables preguntas, independientemente de que su interlocutor fuera un reputado científico, político, dirigente o fuera un humilde labriego, una ama de casa de los barrios populares o un niño. Fidel -puntualizó- educaba preguntando.
En opinión de Lacayo es precisamente esa visión holística llevada a la práctica, no solo institucionalizada, sino también interiorizada, la que permitió a un pequeño país, víctima de un ilegal y criminal bloqueo por parte de Estados Unidos, concentrar en un puño todas las fuerzas vivas del pueblo.
'No solo para resistir, sino también para alcanzar la excelencia en todos estos campos, incluso por encima de países muchos más ricos y poderosos', subrayó.
Por otra parte, Lacayo sostiene que la sociedad educativa cubana está formada por dos grandes sectores: los educandos y los educadores, con la particularidad de cada uno es a la vez educando y educador.
'Cada día de su vida Fidel fue, no solo el gran educador estratégico, sino también el más ejemplar de los educandos', ejemplificó.
Lacayo recordó que fue así como el modelo que concibió y dirigió Fidel fue convirtiendo a toda la sociedad en sociedad educativa, paradigma propuesto por la Unesco hace ya algunos años y que los poderes fácticos -dijo- han engavetado por razones obvias.
Igualmente indicó que en primer lugar para el líder cubano y la Revolución la educación fue y sigue siendo un derecho humano y no una mercancía. 'Si no se comprende estas diferencias no se comprenderá nunca el modelo educativo de Cuba', apostilló.
Asimismo, señaló que otro pilar del paradigma de la educación en Fidel fue su fe, razonada y realista, no pragmática, de que la educación no sólo debía de garantizarse a todos, sino que debía alcanzar lo más altos niveles de calidad y excelencia.
Otro pilar, argumentó, fue la solidaridad. 'Ningún país en el mundo ha alcanzado los niveles de solidaridad incondicional con su propio pueblo y con decenas de pueblos pobres y oprimidos del mundo', enfatizó.
No fue nunca una solidaridad con los excedentes, sino el compartir con los hermanos, el rústico pedazo de pan logrado tras heroicos esfuerzos, expresó Lacayo ante un auditorio que escuchó con solemne atención cada una de sus palabras sobre el líder cubano.
En otro momento de su intervención Lacayo reiteró una vez más su propuesta de que Cuba erija el museo de solidaridad con la cooperación de todos los pueblos que se han enriquecido con esas ayudas. Es el único país que puede aspirar a ello en el siglo XXI, afirmó.
La ética, el valor y la dignidad fueron otros de los elementos destacados por el intelectual nicaragüense, que conoció personalmente a Fidel y compartió largas horas de conversación.
Para Lacayo el mejor homenaje que se le puede hacer a Fidel es el de comprometerse y entregarse a la construcción y universalización de la 'eutopía', ese lugar bueno por el que entregó su vida y que nos legó.