Por Martha Ríos
La primera personalidad que José Martí (1853-1895) conoció fue Rafael María de Mendive (1821-1886), y dejó una huella tan profunda que su legado lo acompañó siempre.
Al pedagogo cubano lo distinguían varios atributos: su intachable moral, amor a la justicia, a la libertad… “Era maravilloso”, decía el muchacho quien no era muy dado a los elogios. Desde los 12 años de edad lo tuvo como paradigma de hombre y patriota; su guía y protector, para mayor orgullo.
No era de extrañar entonces que ante las circunstancias por las que atravesaba Cuba, y aún en plena adolescencia, Pepe Martí actuara acorde a las enseñanzas de su maestro.
A la vista de todos está el soneto ’10 de octubre’, que dedicara a los inicios de nuestras luchas independentistas. Tenía solo 15 años de edad. Poco después escribiría el editorial de ‘El Diablo Cojuelo’, su primer trabajo político.
En días posteriores fundó junto a Mendive el periódico ‘La Patria libre’ en el que publicó el poema dramático ‘Abdala’, toda una declaración del derecho y el deber de luchar por Cuba.
Meses más tarde, a las autoridades españolas en la isla no les quedaban dudas. José Martí, con 16 años, era un enemigo declarado de la corona, y por infidente lo encerraron en la cárcel de La Habana. A los pormenores relacionados con esos sucesos me referiré en la siguiente entrega sonora.