Por Guadalupe Yaujar Díaz
El padre Viñes (Benito Viñes Martorell) llegó a Cuba enviado por la Compañía de Jesús en 1870, con la tarea de dirigir el Observatorio de Meteorología que su orden religiosa había fundado en una región del orbe frecuentada por temporales.
De origen catalán, nacido en Pobeda, Tarragona el 19 de septiembre de 1837, aquel hombre físicamente menudo, de negra sotana y espejuelos, trajo junto al breve equipaje, sus conocimientos adquiridos en España y Francia; y particularmente el desafío de conducir el Observatorio y comprender y explicar el clima de la nuestra isla.
Trabajó en el Observatorio del Real Colegio de Belén, inaugurado en 1857 (calles Acosta entre Compostela y Picota) institución con su particular observatorio aportó, durante varias décadas, al desarrollo de esta ciencia en la Isla y fuera de ella.
Para el sacerdote resultó valiosa la información compilada por el Observatorio, a partir de la experiencia acumulada por la orden, al sostenerse en funciones varias instituciones meteorológicas, una de ellas en el Vaticano, dos en Reino Unido, y otra más en Bélgica.
En sus inicios el observatorio habanero fungió como una institución de corte docente estrechamente ligada a las explicaciones y objetivos de asignaturas, como la física o las matemáticas, y los educandos recibían clases y se ejercitaban en llevar los récords de temperatura, los de la lluvia que caía, la presión atmosférica, o la dirección e intensidad de los vientos. Benito Viñes Martorell
De todo ello quedaron registradas tablas y gráficos que sirvieron al despegue del legado científico del padre Benito Viñes Martorell, un sacerdote interesado en el estado y pronósticos del tiempo, el clima y el medio atmosférico y su vinculación con la salud y la agricultura.
De sus acciones imbuidas en la constancia y la observación nacieron “Las leyes de Viñes” formuladas sobre la naturaleza de los huracanes y su circulación, tan útiles para Cuba y el Caribe como para otras regiones del orbe afectadas por estos devastadores fenómenos.
En 1873 el sacerdote gestionó para su institución, la adquisición de un instrumento mecánico de novedosa tecnología del que existían muy pocos en el mundo: el Meteorógrafo de Secchi, capaz de registrar simultáneamente y de contínuo las variables de temperatura, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento y la caída de lluvia.
Este moderno instrumento operado por el sacerdote, para entonces reconocido como uno de los meteorólogos más brillante de su tiempo, equiparó el Observatorio de La Habana con otros similares de altísimo nivel y competencia científica a escala planetaria.
Autor de la primera investigación in situ acerca del impacto de fenómenos hidrometeorológicos en Cuba y la región del Caribe, el padre Viñes redactó el 11 de septiembre de 1875 el primer aviso de ciclón tropical, documentado en la historia de la ciencia, que se divulgó en la prensa habanera, y además tuvo la primicia del pronóstico de trayectoria para un organismo ciclónico.
Aunque solo contaba con un barómetro y un termómetro como instrumentos meteorológicos, Viñes describe acertadamente la estructura tridimensional de los huracanes y estudió con precisión los movimientos de las nubes al aproximarse un ciclón, lo cual posibilitaría que en 1880 se dieran en Cuba algunos avisos sobre la proximidad de tormentas.
Por su meritoria labor llegó a ser Miembro de Número y de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, distinción también merecida por su amigo, el doctor Carlos J. Finlay, con quien fuera pionero con ese alto título.
A su fallecimiento, en 1893, dejó seis reglas o leyes ciclónicas, actualmente usadas por su efectividad: el vórtice, la formación, la circulación, la traslación, las recurvas y el sistema de nubes de la depresión tropical y de la tormenta o huracán.
Más de 120 años después de su desaparición física, Cuba estructuró el servicio meteorológico más desarrollado de su región en aras de la preservación de vidas humanas y bienes materiales. Cuenta hoy con un personal altamente calificado que garantiza de manera rápida y eficiente la información sobre la amenaza y el paso de estos fenómenos.
Viñes descubrió la primera ley sobre el anticiclón del Caribe, sentando así un hito en la historia de estas investigaciones en el mundo y dejando a la posteridad un testimonio sin precedentes sobre este tipo de fenómeno meteorológico”, dijo el meteorólogo cubano doctor en ciencias geográficas José Rubiera, Vicepresidente del Comité de Huracanes de la Organización Meteorológica Mundial en la región IV (América del Norte, Centro América y el Caribe).
(Tomado de varias fuentes)