La Botica Francesa de Triolet, única de su tipo en el mundo

Édité par Bárbara Gómez
2019-11-30 19:27:37

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Foto:Internet.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz.

Una auténtica botica francesa del siglo XIX, la única de su tipo conservada hoy en el orbe, abre sus puertas cada día aunque se encuentra en proceso de remozamiento.

Por estos días y despúes de una década, la otrora famosa droguería devenida en 1964 el Museo Farmacéutico de Matanzas, primero de su tipo en América Latina está sometida a una restauración de su neoclásica infraestructura. Se trata de la supervivencia de un edificio que conserva, la forma original, de todos sus componentes arquitectónicos.

Ubicada en la calle Milanés frente al conocido Parque de la Libertad en la cubana ciudad de Matanzas, fue fundada el 1 de enero de 1882 en la occidental ciudad cubana de Matanzas, por obra de los doctores Ernesto Triolet Lelievre (francés) y su yerno Juan Fermín de Figueroa y Véliz (cubano).

De origen francés, Triolet obtiene el título de Doctor en Farmacia en 1860 en su país natal y revalida su título en la Universidad de la Habana el 10 de enero de 1866, después de llegar a la isla gracias a una invitación que le hiciera Fermín de Figueroa, a quien había conocido en Paris.

Ambos, decidieron edificar una Botica al estilo Francés, teniendo en consideración sus gustos y características personales. En el museo se guarda una gran colección de envases de porcelana francesa, algunos decorados manualmente por encargo del dueño y más de 5 millones de piezas en la colección, desde etiquetas, instrumentales, medicamentos hasta los libros de asentamientos de fórmulas.

Destaca entre las piezas el magnífico dispensario, diseñado por el propio Triolet para guardar los sobres de hierbas medicinales. De sus 32 gavetas parecerían brotar los antiguos olores a sándalo, albahaca, tilo o eucalipto entre otros. Se trata de los aromas de la herbolaria cubana, posteriormente convertida en alivios de disímiles malestares.

El vetusto laboratorio conserva la relevancia de su instrumental, completamente artesanal como su horno de ladrillos, los trituradores, los morteros, alambiques y lixiviadotes de planchas de bronce hechos a mano.
 
En tanto un amplísimo legado didáctico, unos 55 tomos, recogen más de un millón de fórmulas originales de medicamentos aplicados en el siglo XIX y XX: así mismo cientos de ejemplares únicos de farmacia, medicina, química y botánica en español, inglés, francés y alemán.

Las recetas se asentaban con letra invariable en cada libro copiados, empleando un tipo de tinta ferrosa conocido "por tinta de hierro y nuez de agalla", a la postre con gran perdurabilidad, lo cual ha posibilitado la preservación de los textos hasta la actualidad.

Gran conocedor de las sustancias activas de las plantas, Triolet exportaba medicamentos a España, Francia y Estados Unidos.  Triolet patentó para la posteridad decenas de medicinas de base natural. Once de ellas fueron premiadas en la famosa Exposición de París de 1900.

El museo acoge, en perfecto estado de conservación, todos los instrumentos y productos utilizados en aquella época, algunos importados y otros de producción propia.

También pueden apreciarse tres millones de etiquetas originales de los distintos productos fabricados en la botica.   Curioso detalle resulta encontrar todavía, un cartel que anuncia la efectividad contra el asma y el catarro del jarabe Triolet Café-Compuesto.

Esta botica del siglo XIX, visitada por personalidades y cientos de miles de foráneos, se ufana de la atmósfera de la época. Exhibe en sus estanterías originales, frascos, utensilios, libros e instrumentos en el mismo lugar escogido por sus fundadores hace más de 100 años.

Quizás, los duendes que habiten la droguería –según el imaginario popular- desafíen al añejo inmobiliario que aumenta el valor patrimonial que allí se custodia, en el cual no falta el farol que iluminaba la guardia, el lunes.

La Botica de Triolet, reconocido Museo Farmacéutico de Matanzas, Patrimonio de Cuba desde 2007, orgullo de los matanceros, constituye un espacio lleno de magia y exquisitez, para permitirnos conocer la historia de la medicina y las farmacias en nuestro país.



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