Rita Montaner, la Única

Édité par Maite González Martínez
2020-08-19 06:59:01

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Imagen ilustrativa. Foto/Archivo.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Habana, 19 ago (RHC) Rita Aurelia Fulceda Montaner y Facenda o Rita Montaner, por su nombre artístico, nació el 20 de agosto, hace 120 años, en el ultramarino municipio de Guanabacoa, en La Habana.

Identificada por las grandes masas de admiradores como “la Única”, su inconfundible tono de contralto a soprano engarzado en el privilegiado registro le permitieron cómodamente asumir un repertorio diverso que iba desde Mamá Inés, estrenada por ella en la zarzuela Niña Rita, en 1927, hasta La médium y El teléfono, del italiano Gian Carlo Menotti, interpretadas por ella en 1955.

Si bién creció entre las tradiciones musicales clásicas y los toques de tambor de las fiestas afrocubanas de su natal Guanabacoa, la mezcla de influencias le posibilitó pasar con éxito de lo culto a lo popular.

Algunos de los mejores compositores de la época escribieron partituras especialmente para ella, como es el caso de Gonzalo Roig con Cecilia Valdés, Moisés Simons con El manisero, Eliseo Grenet con Ay Mamá Inés, Ernesto Lecuona con El cafetal, Gilberto Valdés con Ogguere, entre otros.

Con 10 años, Rita inició sus estudios de piano en el Conservatorio de Música y Declamación de La Habana Eduardo Peyrellade, donde obtuvo medalla de oro con solo 13 años de edad.

En 1922 canta por primera vez en la radio, y en 1927 debuta en la zarzuela Niña Rita. Un año más tarde, viaja a París y se presenta en el Olimpia y en el Palace. En 1929, se presenta en el espectáculo de la vedette Josephine Baker.

Después de breve estancia en Cuba, viajó a Estados Unidos contratada por Al Jonson para cantar en Wonder Bar.

Rita se presentó en teatros de América Latina, Estados Unidos y Europa, y en cada una de sus actuaciones cautivó a un público que le hacía repetir sus inigualables canciones.

Incursionó con éxito, nacional e internacional, en el teatro, la radio, el cine y la televisión.

En 1939 actuó en Radio Caracas, Venezuela. De regreso a Cuba, continuó su labor con Ernesto Lecuona. En 1940, interpretó el sainete lírico de Rodrigo Prats, Amalia Batista.

A fines de ese año, viajó a Estados Unidos, donde fue la figura principal del espectáculo del centro nocturno Havana-Madrid, en Broadway, y posteriormente en el Beach Comber.

De vuelta a Cuba, protagonizó en 1941, por la CMQ, la novela Cecilia Valdés, del escritor cubano Cirilo Villaverde.

Se presentó en el Teatro Nacional con el cantante argentino Hugo del Carril, y realizó una actuación especial en el filme Romance musical, de Ernesto Caparrós.

Con el cantante mexicano Tito Guizar, se presentó en 1942 en una breve temporada en el teatro Alcázar. En marzo, participó en la apertura de la radioemisora Mil Diez.

El 21 de agosto, viajó a Argentina, donde actúa en el programa Galas de Martini, que conduce Juan Carlos Thorry en Radio Mundo.

En un espectáculo efectuado en el teatro Politeama, coincide, entre otros, con Mecha Ortiz y su Compañía, Hugo del Carril, Libertad Lamarque y Nini Marshall.

A su retorno de Buenos Aires, actuó en La viuda alegre, de Franz Lehar, junto a Maruja González y Jorge Negrete. El 24 de febrero de 1945, fue coronada Reina Nacional de la Radio, en un espectáculo en el que actuaron Luciano Pozo (Chano) y Abelardo Barroso.

A partir de 1946, actuó en el Cabaret Tropicana, acompañada al piano unas veces por Ignacio Villa (Bola de Nieve), y otras por Felo Bergaza.

Como describió Alejo Carpentier en una crónica: “Rita Montaner se ha creado un estilo: nos grita, a voz abierta, con un formidable sentido del ritmo, canciones arrabaleras, escritas por un Simons o un Grenet, que saben, según los casos, a patio de solar, batey de ingenio, puesto de chinos, fiesta ñáñiga y pirulí premiado [...]. Rita Montaner tiene el gran mérito de haberse especializado en la interpretación de ese folclor, calificado por algunos de bárbaro y poco elegante. Gracias a ella, sus compositores favoritos, Simons, Grenet y otros, pueden ver sus canciones puestas en valor de modo admirable [...].”

Y en otra crónica, apunta Carpentier: “En pocos años, Rita Montaner alcanzó una popularidad extraordinaria. Creó un estilo, imitado hasta la saciedad”.

Cuando se cumplen 120 años de su nacimiento, la Única se erige parte del patrimonio musical de Cuba, donde un pueblo entero aún le regala fervorosos aplausos.

*(Guanabacoa, 20 de agosto de 1900-La Habana, 17 de abril de 1958).



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