Por: María Josefina Arce.
La reciente visita a La Habana de la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, fue un buen motivo para resaltar los logros que en igualdad de género y emponderamiento femenino exhibe en la actualidad la Mayor de las Antillas.
En Cuba la mujer tiene libre acceso a los más elementales derechos humanos como la salud, la educación, la alimentación y el empleo, entre otros, como muestra de la voluntad política del gobierno cubano y su real compromiso con el protagonismo político, económico y social de las féminas.
Recordemos que Cuba fue el primer país del mundo en firmar la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el segundo en ratificarla.
Entre los avances registrados está una esperanza de vida al nacer superior a los 80 años y una tasa de mortalidad materna que se inscribe entre las más bajas del mundo.
Asimismo, la mujer cubana representan más del 78 por ciento del personal de salud, lo que habla de su abnegación y sacrificio, pero también de su espíritu solidario, pues muchas de ellas dejando atrás familia e hijos han marchado a ayudar a otros pueblos.
También hay que destacar que son el 48 por ciento de los investigadores científicos, un sector que ha contribuido con el mejoramiento de la salud de todos los cubanos mediante la obtención de medicamentos de gran eficacia, reconocidos a nivel internacional.
Las mujeres además ocupan el 49 por ciento de los escaños del Parlamento, lo que hace de la nación caribeña el segundo país del continente americano con mayor representación femenina en el legislativo y el cuarto a nivel mundial.
No podemos olvidar el trabajo realizado en aras de la igualdad de género por la Federación de Mujeres Cubanas, que siempre ha promovido el desarrollo pleno de uno u otro sexos, y la participación femenina en todos los ámbitos de la sociedad.
Decisivo ha sido su apoyo a las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, donde funcionan equipos multidisciplinarios para atender las inquietudes o problemas que ellas presentan.
Pero no podemos perder de vista que no obstante los logros del país en cuanto a empoderamiento femenino, todavía persisten estereotipos machistas, más visibles en los espacios privados, de ahí que se trabaje para erradicar esquemas patriarcales, y que no se reproduzcan patrones de conducta, lo cual vulnera el desarrollo y autonomía alcanzada por las cubanas.
Casos como el de Cuba evidencian que el empoderamiento de las mujeres, la eliminación de la discriminación de género en toda su expresión, son metas plenamente realizables si se acompañan de la necesaria voluntad política.