La Florida: ¿Reventarán sus prisiones?

Édité par Martha Ríos
2016-09-14 13:29:50

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Imagen de archivo

Por Nicanor León Cotayo

Pero, como es habitual, para reflejar escenas donde incluyen raros suicidios en celdas, baños obligados en duchas con agua hirviente que arrancan la piel y otras monstruosidades.

¿Veredicto generalizado de sus  autoridades? “por muerte natural”.

Ahora acaban de tener lugar cinco motines de presos que, al parecer, no podían más.

El más reciente aconteció en horas nocturnas del lunes en el penal de Columbia Correctional.

¿Qué sucedió allí? Lo iniciaron unos 40 prisioneros declarados en rebeldía al negarse a obedecer órdenes de sus carceleros.

Una vocera oficial, Michelle Glady, dijo que más tarde lograron controlar la situación, pero antes los sublevados ocuparon, entre otros lugares, un dormitorio.

Columbia —una de las prisiones más violentas del estado— permanecía en alerta el martes.

Una periodista del Nuevo Herald, Julie K, Brown, comentó que la violencia pandillera ha afectado larga y hondamente a esa cárcel.

Este centro radica en Lake City, zona norte-centro de la Florida, lugar donde hace cuatro meses murió a puñaladas un agente de prisiones.

La irritación en la población penal llega tan lejos que hubo nuevos estallidos de rebeldía en otras dependencias.

La más grave en Colmes Correcctional, lugar en el que unos 400 reos destruyeron varios dormitorios.

La secretaria del Departamento de Prisiones de la Florida, Julie Jones, se jactó de que los disturbios fueron abordados “rápida y efectivamente”.

¿Cuándo sucedieron estos? Jones reconoció muy a pesar suyo: en momentos de escasez crítica de personal

Y ello, agregó, obliga a los prisioneros a permanecer en áreas con poca o ninguna recreación y escaso acceso a otros programas.

Quienes participaron en los disturbios, informó también Jones, fueron trasladados a otras dependencias.

Eso divide a las pandillas, dejó entrever la funcionaria, aunque con el clásico estilo de su propaganda silenció que tales bandas pululan en sus cárceles.

No son hechos excepcionales, forman parte de una regularidad de la sociedad estadounidense, a la que adornan mechas encendidas como esas.

Mientras, junto a impunes crímenes contra integrantes de su comunidad negra en plena vía pública, proseguirán los martirios y asesinatos en sus centros carcelarios.

Nadie se asombra, sucede en Estados Unidos, tan natural como beber una Coca Cola.

(Tomado de Cubasí)



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