por Guillermo Alvarado

La captura este fin de semana del expresidente de El Salvador, Elías Antonio Saca, y dos altos funcionarios de su gobierno vino a confirmar lo que en esa nación centroamericana era un secreto a voces: durante los 20 años consecutivos de administración de la Alianza Republicana Nacionalista, ARENA, hubo un saqueo permanente de los recursos del Estado.

Ese partido político no sólo aplicó a ultranza los programas de ajuste neoliberal bajo la presión de Estados Unidos y las organizaciones multilaterales de crédito, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sino que además se dedicó a lucrar con la pobreza de la mayoría de la población.

Esta convicción comenzó a crecer tras la detención del ex jefe de Estado Francisco Flores, fallecido antes de ser sometido a juicio por la apropiación de millones de dólares donados por Taiwán para atender a las víctimas de un terremoto.

Los cheques girados al gobierno salvadoreño fueron a parar a cuentas particulares de Flores, pero parte de esos fondos se desviaron hacia otros usos y sirvieron también para financiar a ARENA.

Lo que entonces fue sospecha acerca de la existencia de una trama con el propósito de saquear sistemáticamente al país, es confirmado ahora tras la captura de Saca y sus exsecretarios de la juventud, César Funes, y el de comunicaciones Julio Rank.

Las detenciones ocurrieron como parte de las investigaciones por enriquecimiento ilícito contra el antiguo secretario de la Presidencia, Elmer Charlaix, a cuyas cuentas bancarias fueron a parar unos 15 millones de dólares en cheques a nombre de Saca.

De acuerdo con la sección de probidad de la Corte Suprema de Justicia, ese dinero fue extraído de un renglón subsidiario del Tesoro Público y con él se hicieron jugosos pagos ilegales a empresas, funcionarios y un partido político.

Sin embargo el fiscal general Douglas Meléndez habría dicho que el monto total de lo defraudado fue de 246 millones de dólares, de los cuales 116 millones fueron cobrados en efectivo por Saca, Charlaix y otras personas.

Dentro de ese esquema de corrupción, César Funes recibió unos 300 000 dólares y Rank se benefició con medio millón de dólares entre junio y noviembre de 2004.

Estamos hablando de sumas exorbitantes para el país más pequeño de Centroamérica, cuya población se empobreció notablemente durante los gobiernos de ARENA, una de las causas de la emigración masiva de jóvenes hacia Estados Unidos, a tal grado que en muchas regiones rurales casi desapareció la mano de obra para el cultivo o la recolección de alimentos y otros productos agrícolas.

El descontento generalizado por esta situación motivó el voto a favor del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional que, aún en medio de una situación económica adversa hace notables esfuerzos por reducir la pobreza y las desigualdades y brindar oportunidades a jóvenes y mujeres, sectores que fueron olvidados por ARENA, que no hizo sino vaciar los fondos del Estado salvadoreño para llenar con ellos sus ya abultados bolsillos.