Comienza la era Trump, con más interrogantes que certezas

Édité par Maite González Martínez
2016-11-10 11:32:11

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Por: Guillermo Alvarado

Sin experiencia en materia de política, administración pública, relaciones internacionales y cuestiones de seguridad y defensa, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, plantea una gran cantidad de interrogantes sobre cómo será su gobierno y no pocos anticipan que estamos ante el mayor cambio en el esquema que rigió en ese país durante los últimos 35 años, cuando llegó a la Casa Blanca Ronald Reagan y el mundo entró en una era neoliberal.

El magnate inmobiliario y de los espectáculos no es, por supuesto, un hombre contrario al sistema, no lo ataca, ni pretende reformarlo, pero si lleva adelante el programa que delineó durante la accidentada y brutal campaña electoral, muchas cosas van a dejar de ser como antes.

En primer lugar el partido Republicano, en cuyo nombre se postuló, tendrá control de la Casa Blanca y el Congreso, pero en estos momentos es una organización fracturada, cuya cúpula desconoció a su candidato e, inclusive, algunos de sus dirigentes, como George W. Bush y Mitt Rommey, se abstuvieron de votar por él.

El líder de la cámara baja, Paul Ryan, mantiene una relación hostil con el ahora presidente electo que ya se jactó, con cierta razón, de que ganó estas elecciones casi solo, con un discurso que llegó a las emociones, no al intelecto, del ciudadano medio blanco, poco culto, pero dañado por los efectos de la globalización en la economía de la nación norteña.

Eso explica que haya arrasado en los estados industrializados del norte, donde casi 60 mil fábricas cerraron en los últimos 15 años y más de cinco millones de empleos desaparecieron, una tendencia que se agudizó tras la crisis mundial de 2008.

El analista Ignacio Ramonet señaló que Trump arremetió contra los tratados de libre comercio, como el de América del Norte y la Asociación Transpacífico y prometió aplicar el proteccionismo y aumentar los impuestos a las importaciones.

Será un presidente sin el favor de los grandes medios de comunicación, que en su mayoría apostaron por Hillary Clinton, y con la animadversión de Wall Street, que teme medidas como la separación de la banca tradicional de la de inversiones para evitar los riesgos que reventaron las burbujas a partir de 2008.

Habló también de que no habrá más garantías de seguridad automática para los países miembros de la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte y que Estados Unidos no intervendrá en otras naciones. Qué tanto de esto será capaz de llevar a la práctica, es otra de las interrogantes de hoy día.

Sin hablar de lo más estrambótico de sus discursos, como el muro en los más de tres mil kilómetros de la frontera sur, que los mexicanos tendrían que pagar, la expulsión de once millones de indocumentados o la prohibición del ingreso de musulmanes.

Otro elemento peligroso a considerar es el entusiasmo que Trump despertó en la extrema derecha europea, como el Frente Nacional de Francia, que podría llegar a la segunda vuelta de los comicios presidenciales en ese país. Muchas interrogantes, pocas certezas, pero es innegable que estamos en un momento de cambios en la principal potencia del planeta, y que no todos serán para bien.



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