Tensiones y altibajos en ciudad siria de Alepo

Édité par Maria Calvo
2016-12-16 10:57:45

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por Guillermo Alvarado

El control por parte del ejército gubernamental sirio de la ciudad de Alepo se ha convertido en un símbolo de la resistencia del presidente Bachar al Assad ante una guerra diseñada, impuesta y alimentada desde el exterior con el propósito de cambiar el mapa geopolítico de toda la región del Oriente Medio y asegurar el dominio occidental de sus inmensos recursos energéticos.

Desde que se anunció la ocupación del 99 por ciento de la urbe fueron evacuadas unas ocho mil personas, entre opositores armados y sus familias, todo bajo supervisión del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Este proceso se ha realizado con altibajos y súbitas interrupciones, la más reciente ocurrida hace pocas horas, que son lógicas hasta cierto punto en un territorio que fue escenario de cruentos combates durante varios años y donde aún quedan algunos focos de resistencia de los grupos extremistas.

Según el responsable humanitario de la ONU para Siria, Jan Egeland, la víspera equipos de la Organización Mundial de la Salud lograron entrar a la zona este de Alepo para contribuir a la extracción de heridos y enfermos.

Todavía es incierta la cifra exacta de personas que permanecen atrapadas en la ciudad, que fue tomada por bandas extremistas y a la que la propaganda de los grandes medios de comunicación insistió en llamar durante mucho tiempo “la capital” de los grupos armados opositores al gobierno de Al Assad.

Lo que llama poderosamente la atención es el escaso entusiasmo mostrado por algunas potencias occidentales ante la liberación de esta ciudad, un punto de inflexión en este largo conflicto armado y que constituye una victoria de Damasco contra las fuerzas irregulares que incendiaron el país.

Todavía es un misterio, por ejemplo, conocer de dónde salieron los ingentes recursos económicos, militares y tecnológicos empleados por la mal llamada oposición, así como por las bandas terroristas encabezadas por el denominado Estado Islámico.

Resuenan, eso sí, los llamados de algunos dirigentes y jefes de Estado a que el presidente Bachar al Assad fuese depuesto utilizando todos los medios necesarios, lo que no hizo sino estimular la incorporación de miles de jóvenes europeos a las filas de los extremistas, donde fueron entrenados para matar y destruir sin piedad.

Esta serpiente que nació al calor del odio ya mordió en numerosos lugares y su huella dolorosa persiste en París, Niza y Bruselas, por ejemplo.

Entre los descubrimientos del ejército sirio al controlar Alepo figuran fábricas de municiones y explosivos, cárceles e incluso un centro de torturas ubicado en el barrio oriental de Al-Yazmati, donde eran interrogados numerosos prisioneros.

También se conoció que como represalia, las bandas irregulares ejecutaron a numerosos civiles durante su huida.

Tomará tiempo normalizar la situación en esta martirizada ciudad y poner fin de manera definitiva al conflicto, por lo que es importante escuchar y difundir todos los llamados a la cooperación y la buena voluntad para aplacar odios y evitar muertes innecesarias que son un bochorno para toda la humanidad.



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