por  Nicanor León Cotayo

La violencia se ha derramado tanto en ese país que  centros de altos estudios arman a profesores y estudiantes para garantizarles la vida.

Por ejemplo, en el territorio floridano de Orlando una universidad privada religiosa anunció que lo hará en fecha cercana.

Su inmueble radica en el centro del Estado y sus jefes no aceptaron lo dispuesto para las academias estatales.
De esta forma, todo el personal que la compone mostrará sus armas de fuego en cualquier espacio del plantel religioso.

El programa que supuestamente lo ampara fue  denominado Sentinel (centinela).

¿Quién legalizó lo sucedido? Un singular acuerdo entre la Universidad Southeastern, ubicada en Lakeland, al suroeste de Orlando, y la comisaría del condado Polk.

“Se trata de un proyecto innovador, único y el primero de ese tipo en la Florida y los Estados Unidos”, dijo un vocero del centro policial.

Tocó al comisario Grady Judd y al presidente de la Universidad Kent, Ingle Kent, elogiar el fortalecimiento defensivo de la entidad docente.

Durante su discurso de inauguración, Judd señaló que el personal de esa academia recibirá entrenamiento policial.

Luego añadió: “… sabemos que otra cosa vital que podemos hacer para disminuir las victimas es acortar la respuesta de los  ‘buenos' para interrumpir y parar a los ‘malos'”.

En febrero último la Cámara floridana de Representantes  suscribió una ley encaminada a detener el porte de armas  en sus dependencias estudiantiles.

No obstante, y a pesar del amplio respaldo a la medida, su Senado estadual echó abajo el acuerdo.

Según datos del Guns off Campus, organización contraria a la existencia de armas en centros universitarios, lugares como Tejas, Arkansas,   Oregón, Colorado y Misisipi, ya admiten la presencia de estas.

Al mismo tiempo, en los estados de Maryland y Tennessee, sus autoridades legalizaron portarlas en campus universitarios.

Durante 2016 proyectos similares quedaron archivados en Alabama, Arizona, Georgia, Indiana, Kentucky y Misuri, entre otros.

Propagandistas alertaron en Washington que esa variante de militarización podría tornar aún menos creíble en el mundo la imagen de su sacro santa democracia.