Por Guillermo Alvarado
La Habana, 30 (RHC) Numerosas son las muestras de repudio en diversas partes del mundo por el ataque armado perpetrado en la noche de este domingo contra una mezquita en la ciudad canadiense de Quebec, donde seis personas murieron mientras rezaban sus oraciones y otras ocho resultaron heridas.
De acuerdo con las primeras investigaciones, al menos dos hombres armados con fusiles de alto calibre penetraron en el Centro Cultural Islámico de Quebec y dispararon indiscriminadamente contra los fieles allí reunidos.
La Organización para la Cooperación Islámica, con sede en la ciudad de Yeda, Arabia Saudita, afirmó que el ataque "contraviene el espíritu de tolerancia y humanidad, así como el respeto a los lugares de culto".
El director de la institución, doctor Yusef bin Ahmed al Ozaimin, expresó su rechazo hacia cualquier forma de terrorismo y lamentó la pérdida de vidas por este acto.
Los gobiernos de Egipto y Túnez publicaron también comunicados oficiales donde manifiestan su apoyo a los familiares de las víctimas.
En Francia, país que durante los últimos años ha sido blanco de ataques terroristas que dejaron más dos centenares de muertos, el presidente François Hollande calificó de acto odioso este atentado y aseguró que se trata de un intento de debilitar el tradicional espíritu de paz y de apertura de la ciudad de Quebec.
En Italia el primer ministro Paolo Gentiloni condenó la agresión y recordó que la gran mayoría de los creyentes de la religión islámica rechazan la violencia y el terrorismo y a menudo son víctimas de él.
Esta no es la primera ocasión en que la mezquita del Centro Cultural Islámico de Quebec es blanco de agresiones, si bien ninguna había tenido las proporciones de la ocurrida hace pocas horas.
El violento ataque tuvo una repercusión en cadena en otros centros religiosos musulmanes de la urbe, que evacuaron a sus fieles y permanecen cerrados como medida de precaución.
El primer ministro de la provincia de Quebec, Philippe Couillard, no vaciló en calificar como atentado terrorista lo ocurrido y se dirigió a la comunidad musulmana de la ciudad asegurándoles que “están en casa, son bienvenidos a casa”. Todos somos quebequenses, agregó el jefe de gobierno local.
De igual manera, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, expresó sus más profundas condolencias a las familias y amigos de todos los que han muerto, y deseó una pronta recuperación a quienes resultaron heridos.
Las primeras versiones de que los atacantes serían estudiantes en la misma ciudad de Quebec son una muestra de que mientras la inacción cunde entre muchas potencias occidentales, donde hay más discursos contra el terrorismo que políticas prácticas para erradicarlo, las semillas del odio se diseminan por todo el mundo y revientan en los sitios más insospechados con su virulenta carga de muerte y dolor totalmente injustificados.
