Odebrecht: No lava, ensucia

Édité par Martha Ríos
2017-02-05 16:48:21

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Imagen de archivo

Escrito por  Arnaldo Musa

Si el escándalo de corrupción brasileño conocido como Lava Jato (autolavado o lava la cara) ha servido para implicar a altos personajes de la política brasileña relacionados antes o después con el gobierno golpista de Michel Temer, el Odebrecht pica y se extiende.

Implica a numerosos países, incluido, claro, Brasil, y como para no perder la costumbre, se trata de embarrar al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y más cuando encuestas objetivas lo señalan como el probable triunfador en los comicios del 2018.

En el caso específico de Lula, la prensa controlada mayormente por la derecha forma mucha algazara acerca de su supuesta culpabilidad en cada escándalo habido y por haber, pero el líder brasileño ha ido desmontando acusación tras acusación, a pesar de los obstáculos, y tiene abierta causas contra cuatro jueces presuntamente relacionados en la componenda para culparlo.

En lo que concierne a Odebrecht, una constructora… brasileña, por supuesto, calificado como el escándalo de corrupción más grande de América Latina, ha alcanzado las esferas políticas de varios países de América Latina.

Hay dos personas en prisión en Colombia por haber presuntamente recibido dinero de la compañía brasileña para la adjudicación de las obras de la Ruta del Sol, el eje vial que une Bogotá con la costa atlántica.

El exviceministro de Transporte de Colombia, Gabriel García Morales, aceptó los cargos presentados por la Fiscalía por cohecho, interés indebido en la celebración de contratos y enriquecimiento ilícito.

Este funcionario del gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) es acusado de haber recibido unos 6,5 millones de dólares para que Odebrecht se hiciera de la licitación.

El exsenador Otto Bula fue capturado y entregado a la Justicia, por haber aceptado parte de un soborno de 4,6 millones de dólares con el fin de que intercediera para asegurar el contrato de la transversal Río de Oro—Aguaclara—Gamarra. Bula se declaró inocente.

La Justicia peruana ya tiene su primer preso por un caso vinculado a la constructora brasileña. Se trata de Edwin Luyo, el expresidente del Comité de Licitación de la Línea 1 del Metro de Lima, quien fue capturado el domingo 22 de enero.

Odebrecht admitió haber pagado 8,1 millones de dólares para conseguir esta obra, de los cuales Luyo habría recibido al menos medio millón a través de sociedades off shore.

El presidente del Perú, por su parte, Pedro Pablo Kuzcinsky, declaró que no tuvo nada que ver con los sobornos.

Durante una visita de trabajo a Yurimaguas, el mandatario dijo a la prensa: "Yo lo puedo garantizar que no recibí nada, ni hice nada, aunque todo eso se tiene que investigar, obviamente".

El jefe de Estado agregó que los mandatarios que estuvieron en el Ejecutivo peruano en el período en que ocurrieron los hechos, García, Toledo y Humala, deberían dar las explicaciones.

En Argentina, "hay datos importantes" en los "testimonios de los 77 arrepentidos" de la operación Lava Jato.

El caso más resonante es el del actual jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas.

Según una investigación periodística del diario La Nación, el funcionario y ex empresario deportivo habría recibido más de 600 000 dólares en varias transferencias a cuentas en Suiza por Leonardo Meirelles, uno de los delatores que confesó haber enviado fondos en el entramado implementado por Odebrecht.

El cambista brasileño envió a Arribas, primo del presidente Macri, cinco giros en septiembre de 2013 a través de RFY Import & Export Limited, una sociedad "de fachada" que se utilizaba para el pago de sobornos.

En Ecuador, el presidente Rafael Correa ha sido contundente en sus declaraciones contra la acción de Odebrecht en su país: aseguró que la corrupción no quedará en la impunidad y que está siguiendo personalmente la investigación.

El gobierno ecuatoriano envió delegaciones de alto nivel a Brasil y a Estados Unidos para obtener información que permita actuar contra los funcionarios que hayan incurrido en actos de corrupción.

Desde la llegada de Correa al mando en el 2007 y tras varios incumplimientos contractuales de Odebrecht, Ecuador canceló las operaciones de la firma brasileña en el país —algunas datan de 1987, durante la administración socialcristiana— y suspendió cuatro proyectos en los que hubo cuestionamientos por los costos.

Historia reciente

En diciembre del 2016, Odebrecht reconoció los sobornos ante el Departamento de Justicia  de Estados Unidos y accedió a pagar al menos 3 500 millones de dólares en multas.

El ente intervino, entre otros motivos, porque los implicados usaron el sistema bancario del país norteamericano para efectuar el blanqueo del dinero.

Según la Justicia estadounidense, la empresa brasileña "usó una unidad de negocios oculta pero totalmente operativa" que calificó como "un Departamento de Sobornos" para pagar unos 788 millones de dólares a "oficiales corruptos" en al menos 12 países de América Latina y África, donde participó en importantes obras de infraestructura.

Políticos e investigadores de toda América Latina exigieron más información sobre el gigante de la construcción brasileña Odebrecht, un día después de que admitió una década de pagos de sobornos en la región.

El hecho de que la compañía accediera a pagar al menos 3 500 millones de dólares a los fiscales de Estados Unidos, Brasil y Suiza, la mayor sanción jamás en un caso de sobornos foráneo.

Por lo pronto, las autoridades suizas condenaron a Odebrecht por corrupción en Petrobras.

El expresidente y heredero de la constructora, Marcelo Odebrecht, fue condenado a 19 años y cuatro meses de prisión por los delitos de corrupción, lavado de dinero y formación de organización delictiva.

No todo está claro, porque falta aún para investigar totalmente la operación Lava Jato y el escándalo de Petrobras.

Si individualmente se trata sin pruebas de implicar a Lula, como mencionamos antes, ahora la reaccionara Asamblea Nacional venezolana, asesorada por la “justicia” estadounidense, quiere implicar al Gobierno Bolivariano en hechos vinculados con Odebrecht, que no lava, sino ensucia.

(Tomado de Cubasí)



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