Por: Guillermo Alvarado

Faltan escasas dos semanas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas en Francia, y las opciones para los ciudadanos se mantienen entre votar por el centro-derecha, de la mano de Enmanuel Macron, propuesto por la agrupación En Marcha, o la extrema derecha, representada por Marine Le Pen, del Frente Nacional.

Al menos esto es lo que se deriva de las últimas encuestas, donde ambos políticos permanecen al frente de la intención de voto, seguidos bastante de lejos por el ex primer ministro François Fillon, representante de la derecha conservadora, y Jean-Luc Melenchon, fundador del grupo de izquierda Francia Insumisa, quien cuenta con el apoyo del Partido Comunista.

En un reciente debate público con la participación de todos los aspirantes al Palacio del Elíseo, Melenchon fue declarado vencedor por la claridad de sus ideas, pero falta ver si eso se refleja en la intención de voto en las dos semanas restantes para la ronda inicial, donde lo dos primeros pasarán al momento decisivo, el 7 de mayo.

Fillón recibió en las últimas horas el apoyo del expresidente Nicolás Sarkozy, con quien mantiene diferencias personales profundas, pero es difícil que logre remontar el desprestigio que le cayó encima cuando se hizo público que durante su etapa como legislador favoreció empleos ficticios en la Asamblea Nacional para su esposa Penélope y sus dos hijos, que en ese momento aún eran estudiantes.

Así pues, hasta el momento todo indica un enfrentamiento final entre Macron y Le Pen, una situación que muchos hubiesen preferido evitar, dados los antecedentes de ambos candidatos.

Marine Le Pen responde a las posiciones xenófobas, antiinmigrantes y ultra nacionalistas de la extrema derecha. Si bien ha tratado de matizar al alejarse de su padre, Jean-Marie, quien ronda ya en el fascismo abierto, se teme que su eventual llegada al poder signifique un golpe de muerte al proyecto de la Unión Europea.

Ella propone abandonar el euro para retornar al franco francés y eventualmente sacar al país galo del bloque continental, además de blindar las fronteras.

Enmanuel Macron fue ministro de Economía durante un tiempo del actual presidente François Hollande, cargo que abandonó para lanzarse a su carrera política.

Pocos olvidan que durante su gestión se llevaron a cabo ajustes financieros, como la reducción del gasto público en unos 50 mil millones de euros y se favoreció a la empresa privada con 30 mil millones con el pretexto de estimular la producción.

Además fue autor de una reforma a las leyes laborales que eliminó derechos históricos para los trabajadores. A partir de esos cambios los patronos tienen potestad para fijar la duración de la jornada de trabajo y modificar el monto de los salarios, lo que equivale a la muerte del contrato laboral y el amparo de los sindicatos.

En este panorama se inscriben las opciones de los franceses para el próximo 23 de abril, un día en que los ojos de toda la Unión Europea, y de otras regiones del mundo, estarán fijos en la nación que dio a luz las ideas de libertad, igualdad y fraternidad.