Por María Josefina Arce (RHC)
En este año, National Geographic escogió a tres playas cubanas entre las más bellas del mundo. Playa Sirena, Paraíso y Lindamar, ubicadas en la parte meridional del archipiélago, en Cayo Largo del Sur, fueron las seleccionadas por su gran atractivo natural y su bien conservado entorno.
Es una meta de las autoridades que los balnearios cubanos mantengan su belleza por lo que ante el cambio climático, que ya ha causado daños en estos lugares, se trabaja para devolver su esplendor a los más afectados.
De hecho un gran por ciento de las playas arenosas de Cuba muestran síntomas de erosión, un fenómeno a nivel global. Es así que presentan retrocesos en la línea de costa que promedian 1,2 metros por año, lo cual puede ser superior en algunos sectores del litoral.
En el deterioro y la degradación de las superficies playeras ha incidido la construcción desde hace años de inmuebles y otras instalaciones sobre las dunas, además del oleaje, los huracanes y otros fenómenos climáticos.
Para enfrentar esta problemática y otras amenazas del cambio climático a lo largo y ancho del archipiélago cubano en las zonas vulnerables fue diseñado el Plan de Estado denominado Tarea Vida, aprobado por el Consejo de Ministros el 25 de abril de 2017.
Fundamentado en serios estudios científicos que se iniciaron en la década del setenta del siglo pasado y que se han ido actualizando con el decursar de los años, el programa incluye 11 tareas encaminadas a disminuir la vulnerabilidad de 15 zonas prioritarias.
En lo concerniente a las playas subraya la necesidad de considerar su papel como asunto prioritario en la protección de la vida humana y su calidad, así como en lo referido al turismo.
Es válido destacar que desde hace años las autoridades cubanas trabajan en ese sentido. De ahí que balnearios como el mundialmente famoso Varadero se hayan beneficiado de determinadas acciones encaminadas a mantener su belleza natural.
Entre esas acciones están el vertimiento artificial de arena para recuperar estos espacios.
Ya hasta el 2012 se había depositado más de un millón de metros cúbicos de arena en un área aproximada de once kilómetros de costa.
El pasado año se inició una nueva campaña de suministro de arena en otras playas, siendo favorecidas El Paso, en Cayo Guillermo, y Flamenco y Las Coloradas, en Cayo Coco, pertenecientes al archipiélago Jardines del Rey, al norte de la provincia de Ciego de Ávila.
Con este programa, que se extenderá a otros balnearios, se logró aumentar la franja de playa frente a la infraestructura hotelera en unos 40 metros.
También como parte de la protección de estos lugares se estudia la vegetación que se puede sembrar en los alrededores, que tiene que ser autóctona, propia de las zonas, para garantizar su pervivencia y la preservación del recurso natural.
Las playas constituyen un excelente potencial, no solo para la recreación y el esparcimiento de la población, sino por ser un creciente atractivo para las personas que nos visitan por lo que las autoridades cubanas están empeñadas en la preservación de estos espacios naturales.