Estados Unidos, su guerra contra el mundo

Édité par Maite González Martínez
2018-05-03 10:09:17

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Bombardeo a Siria. Foto/ El Diario de Coahuila.

Por: Guillermo Alvarado

En reciente comentario decía que Estados Unidos es el principal peligro para la paz en el mundo, habida cuenta de la cantidad de bases militares que tiene diseminadas por todos los continentes, que los expertos estiman entre 680 y 800, muchas de ellas con armas nucleares y los medios para lanzarlas o dejarlas caer donde se le antoje a Washington o al Pentágono.

Pero también es conveniente señalar que no estamos sólo ante una amenaza posible, porque al fin y al cabo nadie tiene semejante potencial destructivo si no piensa utilizarla en algún momento, sino que además está el hecho de que desde el final de la II Guerra Mundial el país norteño es el que más veces ha bombardeado territorios ajenos, donde ha dejado una larga huella de dolor, destrucción y muerte.

Gracias al sitio Cubadebate pude leer un artículo donde se explica con minuciosidad las ocasiones en que Estados Unidos ha utilizado la fuerza militar contra otras naciones, a las que en la gran mayoría de casos no declaró antes la guerra.

En nuestra región la primera víctima fue Guatemala, donde en 1954 aviones estadounidenses atacaron la capital y otros puntos del interior, como parte de la intervención para derrocar al gobierno de Jacobo Árbenz, declarado “comunista” porque se atrevió a nacionalizar tierras propiedad de la United Fruit Company.

Después de 1960, cuando comenzó el conflicto armado interno en ese país, naves de la Fuerza Aérea norteamericana participaron en bombardeos contra poblados donde supuestamente se refugiaban, o recibían apoyo, los grupos rebeldes.

Cuba, en 1961, fue objeto de traicioneros ataques aéreos para destruir sus medios de defensa en vísperas del fracasado desembarco en Playa Girón.

El Salvador y Nicaragua también fueron objetivos de bombardeos en los años 80, a los que siguió la agresión contra Granada, en 1983, y más tarde, en 1989 tocó el turno a Panamá, en una acción que califica como un crimen contra la humanidad. Será difícil olvidar al humilde barrio de El Chorillo envuelto en llamas por los explosivos lanzados contra un cuartel de la Guardia Nacional cercano al lugar.

Qué decir de los inmisericordes ataques contra Vietnam entre 1961 y 1973, cuando todos los tratados internacionales fueron al cesto de la basura, como ocurrió en Laos a partir de 1964, Camboya, en 1969; Libia, en 1986. En este último, un bombardeo dirigido a asesinar al líder Moahmar Al Ghadafi causó la muerte de muchos civiles, entre ellos una niña, hija del dirigente libio.

Irán, Iraq, Kuwait, Somalia, Bosnia, Sudán, Afganistán, Pakistán, Yugoslavia, Yemen, Siria, Indonesia y Congo, están en la tenebrosa lista, sin olvidar los bombardeos contra la embajada de China en Belgrado durante la agresión occidental.

Douglas Lummis afirmó ya en 1994, antes del ataque a Yugoslavia, que “se han asesinado con bombas más inocentes en las últimas seis décadas que todos los asesinatos juntos cometidos por el terrorismo en todos los tiempos”.

Este somero recuento permite plantearse la siguiente pregunta: ¿quién tiene, quién usa, armas de destrucción masiva en el mundo? o, si lo prefieren, esta otra: ¿quién es el único que ha lanzado bombas nucleares, armas químicas –recuerden el napalm y el agente naranja- y proyectiles de uranio empobrecido que siguen causando muertos y otras víctimas en el planeta?  Memoria, amigos, mucha memoria.



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