Por: Roberto Morejón
En un dinámico intercambio entre representantes de la juventud estudiantil y del gobierno y el Partido Comunista de Cuba se transformaron las sesiones finales del noveno Congreso de la FEU, Federación Estudiantil Universitaria.
Con asiento en La Habana, cerca de medio millar de delegados de los centros de altos estudios de Cuba vivieron intensas jornadas, en las cuales abordaron profundamente los intereses, inquietudes y aspiraciones de esa combativa organización.
Hablamos de la agrupación más antigua del país, fundada por el líder antimperialista Julio Antonio Mella 95 años atrás con el propósito de unir a los universitarios, encarnar sus anhelos y promover sus derechos.
De eso se trata hoy, como un proceso de continuidad, encabezado ahora por el discípulo de Derecho y miembro del Consejo de Estado, Raúl Alejandro Palmero, muy emprendedor en la guía del noveno Congreso de la FEU.
La reunión puso de relieve la necesidad de encumbrar a la brigada, la célula de base del alumnado, como eje esencial del funcionamiento de la FEU y encauzar allí el debate sobre dudas, insatisfacciones y desafíos de los miembros.
Precisamente, desde ese grupo de educandos emergieron candidatos, muchos de ellos aceptados a la postre, para participar en labores de impacto social en Cuba.
Son los casos de estudiantes universitarios colaboradores del magisterio en la enseñanza media, como apoyo a damnificados de emergencias meteorológicas, en el control económico interno en empresas y el enfrentamiento a ilegalidades.
Incluso, discípulos de especialidades técnicas ayudaron a evaluar daños al fondo habitacional y cerca de 50 mil futuros médicos se involucraron en intervenciones comunitarias.
De manera que los delegados al congreso de la FEU acreditaron con orgullo su amplia relación con el medio donde viven y reafirmaron su
vínculo con la generación histórica del país y el respaldo a la nueva dirigencia del gobierno.
En las vitales jornadas de análisis acaecidas en La Habana, el movimiento universitario perfiló cómo contribuir mejor a la formación de profesionales más competentes y subrayó su papel como fuerza continua del proceso revolucionario.
Eso sí, nada apolíticos, dada la importancia de la solidez de principios y la defensa de los valores nacionales en circunstancias de arremetida externa para subvertir valores de los jóvenes cubanos, incluyendo los universitarios.
Como se patentizó en el foro, los adversarios de la nación cubana ven a los jóvenes como un sector vulnerable y se aventuran a tratar de seducirlos, alentados por un ambiente internacional marcado por el neoliberalismo y la política agresiva de Estados Unidos.