El Maestro y su discípulo (+Fotos)

Édité par Martha Ríos
2018-09-10 18:49:29

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Esta obra pertenece al escultor cubano José Villa Soberón. Foto: Habana Radio

Por Ricardo Alonso Venereo

Desde el lunes 3 de septiembre de 2018, el Maestro Rafael María de Mendive y su discípulo José Martí, como hace 153 años, han vuelto a caminar por los pasillos del Colegio de San Pablo, en el número 88 de la calle Prado, en La Habana Vieja.

Ello ha sido posible por el noble empeño del Ministerio de Educación de Cuba y a la Oficina del Historiador de la Ciudad y, por supuesto, al deseo expreso de las máximas autoridades del país de rescatar para el presente y el futuro de la Patria un centro tan emblemático en la memoria de la educación y la cultura cubanas.

Aquí, como ya se sabe, creció Martí tras recibir como alumno las enseñanzas del maestro Mendive. Aquí aprendió de historia y poesía, de ciencia y de la naturaleza. Aquí conoció a su mejor amigo, Fermín Valdés Domínguez y aprendió lo que era(es) la lealtad. Aquí comenzó a hacerse patriota.

Aquí conoció, a través del estudio y la guía certera de Mendive, cuál era la verdadera luz, el valor de la belleza, sobre todo, de aquella que llevan en su corazón los hombres nobles y valiosos. Y desde aquí ya empezó a dar sus primeras cabalgaduras de la vida.

Hoy en la majestuosa edificación rescatada por cientos de manos de hombres y mujeres del pueblo, iluminados por el sentimiento de justicia que siempre acompañó al Maestro y su discípulo, 450 pioneros y 19 profesores, en 19 aulas, junto al resto de los trabajadores y especialistas y no docentes, cabalgan hacia la historia guiados por los pasos de Rafael María de Mendive y José Martí.

De ellos han de tomar sus enseñanzas, sus valores y sus pensamientos. José Villa Soberón, el escultor, y Ernesto Rancaño, el pintor, el primero con su maravillosa escultura y el segundo con sus preciosos vitrales, cada uno a su manera, han sabido expresar cuánto significan Mendive y Martí, en la historia de la revolución cubana, en su cultura, en el pensamiento, en la ética y la grandeza de nuestro pueblo.

Un aula en lo alto del edificio renace a la usanza de la época. En ella estudió de niño nuestro José Martí. Por ella pasarán otra vez aquellos alumnos de sexto grado que se lo ganen. Cuánto me gustaría tener la edad de ellos y tener el privilegio de sentarme en el asiento del Apóstol o de cualquiera de sus compañeritos de aula. Escucharlos o escucharlo (me refiero a Martí), recibir clases de Mendive y demás maestros de entonces y hasta jugar y quizá hacer algunas de las travesuras que ellos hicieron.

Hay muchos valores en la Escuela Primaria Rafael María de Mendive. Valores que hay que cuidar como se cuida un tesoro o la vida misma. Aquí está la Patria, la cubanía, el camino seguro que no deberemos equivocar jamás. Y si en el pueblo hay muchos Camilo, como dijo una vez nuestro inolvidable Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, estoy seguro de que de aquí saldrán también muchos Mendive y muchos Martí.

(Tomado del periódico Granma)

 



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