Trump y el estado de la nación

Édité par Maite González Martínez
2019-01-25 08:49:49

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Trump durante el pasado discurso de estado de la nación. Foto/ France24.

Por: Guillermo Alvarado

El tradicional discurso anual del presidente de los Estados Unidos ante las dos cámaras del Congreso, donde hace un recuento sobre el estado de la nación y suele anunciar algunos temas de política interior y exterior, fue suspendido por las discrepancias entre la Casa Blanca y el órgano legislativo.

Luego de un cruce de cartas entre Donald Trump y la líder del partido Demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el polémico jefe de Estado informó del aplazamiento y, como es habitual, culpó del asunto a sus opositores.

En honor a la verdad, si uno creyera que el gobernante es capaz de ser sincero alguna vez, sería bien poco edificante el estado de la nación que iba a presentar a sus conciudadanos el próximo 29 de enero, fecha programada para la alocución.

Nunca en las últimas décadas el país había estado en tan crítica situación como en estos tiempos, con una clara división entre dos de sus poderes fundamentales, el Ejecutivo y el Legislativo, que mantiene parcialmente paralizadas desde hace poco más de un mes las labores del gobierno, con unos 800 mil trabajadores públicos en el paro, o trabajando sin saber cuándo, ni cómo, van a recibir sus salarios.

Si lo vemos desde el punto de vista humano, son varios millones los afectados, porque cada uno de estos funcionarios tiene familia, padres, conyuges, hijos, es decir personas que dependen de ellos para satisfacer sus necesidades inmediatas, como alimentación o salud, por ejemplo.

En el plano económico, esta suspensión de labores significa un agujero negro para el país porque hay una gran cantidad de servicios que no funcionan, algunos de ellos fundamentales para el comercio, la agricultura y la producción de bienes.

En el centro de la polémica, recordemos, está el dichoso muro que el presidente Trump quiere construir a lo largo de los más de tres mil kilómetros de frontera con México para, según el, evitar la entrada de inmigrantes indocumentados y drogas.

Para ello exige al Congreso que le otorguen unos cinco mil millones de dólares destinados a esta obra, igual de faraónica que de inútil.

Ante la negativa de la Cámara de Representantes, Trump no tuvo ningún empacho en tomar como rehenes a cientos de miles de trabajadores del Estado, con todo y sus familias, que están haciendo involuntariamente el papel del jamón entre las dos tapas del sandwich y cuya cólera crece día con día.

El estira y afloja ya provocó la ausencia del jefe de la Casa Blanca en el Foro Económico de Davos, Suiza, lo que quizás fue un alivio para sus interlocutores.

Ahora se sacrifica una de las tradiciones políticas de la nación norteña, que gusta tanto de este tipo de espectáculos y mucha gente comienza a preguntarse hasta cuándo va a durar el circo, sobre todo ahora que el pan comienza a escasear y muchas familias apelan a diversas fórmulas de solidaridad para sobrevivir.

No puede evitarse, amigos, sentir un escalofrío cuando uno piensa que el destino de nuestra especie radica en un botón, que está al alcance de las manos de gobernantes de este tipo.



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