Tensa situación de migrantes en México

Édité par Lorena Viñas Rodríguez
2019-04-19 07:40:25

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

El gobierno de México está siendo desbordado por el crecimiento de migrantes centroamericanos y de otros lugares del mundo que buscan atravesar su territorio y llegar a la frontera norte, así como por las arteras políticas de Estados Unidos que está tratando de convertirlo en una especie de “sala de espera”, mientras se dilatan los trámites de solicitud de asilo.

La región del sureste mexicano, en particular el estado de Chiapas, es el principal punto de acceso de miles de personas, la mayoría del llamado Triángulo Norte Centroamericano formado por Guatemala, El Salvador y Honduras.

Lo novedoso del fenómeno desde octubre de 2018 es que se trata de familias enteras que viajan en caravanas, un tanto para llamar la atención pública sobre su situación, pero más que nada en un intento de escapar a los riesgos de un viaje de esa naturaleza donde están expuestos a accidentes, traficantes y bandas de delincuentes, así como la acción de funcionarios y policías venales que buscan aprovecharse de ellos.

Si bien las primeras caravanas lograron llegar al límite entre México y Estados Unidos, allí chocaron con la brutalidad de la guardia fronteriza norteamericana que los rechazó con el uso desmesurado de la fuerza.

En el sur los primeros meses de 2019 representaron un deterioro pues la cantidad de migrantes hizo colapsar varios programas elaborados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, entre ellos el otorgamiento de una visa humanitaria para que pudiesen cruzar el país, o buscar trabajo e instalarse en algún lugar del interior.

La oficina migratoria instalada en la ciudad de Tapachula fue cerrada luego de actos de violencia de algunas personas desesperadas por las demoras, lo que no hizo sino retardar mucho más los procedimientos de registro e incrementar el descontento.

Otros grupos probaron suerte en municipios más pequeños, donde obviamente no existía capacidad administrativa para manejar tantos casos, todo lo cual se tradujo en el hacinamiento en que viven hoy día miles de personas.

Se registró, además, una especie de cansancio entre la población local, que luego de recibir a las primeras caravanas con notables muestras de apoyo y solidaridad, ahora muestran apatía y hasta frialdad, cuando no hostilidad, hacia los viajeros.

Por otra parte, en el norte el gobierno de Donald Trump continúa endureciendo las condiciones para otorgar asilo a quienes lo solicitan. Una medida cruel fue regresar a México a quienes lograron cruzar y hacer una solicitud formal, para hacerlos esperar allí la solución a su caso, que puede demorar meses.

Así pues, la gente comienza a acumularse en ambos extremos del país latinoamericano, lo que hace crecer la tensión mientras algunos medios de comunicación tratan de crear la imagen de que se trata de un problema de México y no de Estados Unidos.

Mientras la pobreza, la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades crezcan, la migración también se incrementará, sea hacia Europa, Asia o el norte de América, una verdad elemental que las potencias no terminan de entender. La solución no está en las fronteras o los muros, sino en los países de origen de grandes masas que buscan escapar de allí, algo tan simple como que dos más dos, son cuatro.



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