El trabajo y la seguridad social: derechos consustanciales a los cubanos (+Fotos)

Édité par Martha Ríos
2019-12-07 15:54:04

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Por  Luz Marina Fornieles Sánchez

El trabajo es una de las fuentes de riquezas para el desarrollo de cualquier sociedad, y en la cubana es un derecho y deber establecido, que garantiza a cada ciudadano la posibilidad de dar su aporte en cualquier esfera.

De  acuerdo con cifras oficiales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,  hasta 2018 el archipiélago presentaba una ocupación de cuatro millones 482 mil 700 trabajadores; de ellos, tres millones 067 mil en el sector estatal y un millón 415 mil 700 en el no estatal. Además, el país registró una tasa del 1,7 por ciento de desocupación.

Tales cuantías, si se comparan con años anteriores, denotan un crecimiento gradual de los trabajadores que se desempeñan en los giros cooperativo y por cuenta propia, y responde a lo previsto por la máxima dirección del país, desde que inició la incorporación a este tipo de gestión en 2010.

Modalidades como el trabajo a distancia y el pluriempleo, con adecuados mecanismos de control y contratos respaldados por el Código de Trabajo, surgen hoy como alternativas ante las limitaciones que impone la escasez de algunos recursos.

El pleno empleo es la mayor garantía de la seguridad social que se disfruta en Cuba sin distinción de raza, sexo o creencia. Concebido como un sistema integral, incluye la seguridad en el puesto de trabajo, en las condiciones laborales, en la formación y capacitación; así como en la atención priorizada de la maternidad, las personas con discapacidad, los adultos mayores y todas las personas que lo requieran.

En el caso de los ingresos, como muestra de la voluntad permanente del Estado ante preocupaciones de los trabajadores y la población en general,  han experimentado aumentos en los años precedentes y en el actual calendario.

Sobre este particular de máxima prioridad se ha explicado que es necesario, junto al aumento, la mejora de la capacidad de compra, que solo podrá alcanzarse cuando la economía del país logre estabilizar sus producciones; de ahí el llamado constante a la eficiencia, la innovación, la correcta aplicación de los resultados científicos y el deber de cada quien de sentirse involucrado en las prioridades que demanda el país.

Todo ello lleva a la práctica el sentido de la prédica de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada en diciembre de 1948 por la Asamblea General de Naciones Unidas, de la que Cuba hace muy suyo el artículo 23, en el que reza: "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, y a la protección contra el desempleo".

Seguridad social pese a bloqueos y limitaciones

El envejecimiento de su población y la elevada esperanza de vida de los cubanos, en contraste con lo que ocurre en otras latitudes, constituyen logros de nuestro socialismo y no un problema insoluble para la sociedad. Preocupación y seguimiento sí generan, pero su tratamiento no tendrá nunca ni un enfoque "economicista" ni mucho menos neoliberal.

La plena integración y participación social contribuyen a lograr una vejez activa, saludable y feliz. Se desarrollan diversos programas de atención y orientación a las personas con discapacidad, e incluso se ha extendido la protección social a la madre trabajadora hasta que el niño arribe al primer año de vida, y ampliado los beneficios a su maternidad a través de la promulgación de una nueva legislación. Es propósito convertir la seguridad social cubana en la más humana, solidaria y mejor del orbe.

Con su accionar en este tema los cubanos mostramos al mundo que es posible incrementar los gastos destinados a elevar el bienestar de la población, poniendo todos los recursos humanos y materiales de la sociedad al servicio del pueblo.

De cara al próximo 10 de diciembre, Día  Mundial de los Derechos Humanos, vale recordar las palabras del líder indiscutible y eterno de la Revolución cubana, Fidel Castro (1926-2016), cuando en fecha tan temprana como el 21 de enero de 1959 afirmó:

“…la Revolución se puede sintetizar como una aspiración de justicia social dentro de la más plena libertad y el más absoluto respeto a los derechos humanos”.

Siguiendo ese pensamiento y acción, la nueva Constitución aprobada por amplia mayoría popular el 24 de febrero último, refuerza los derechos humanos en la Mayor de las Antillas.

Ninguna nación con recursos tan modestos y permanentemente agredida por el imperio más poderoso de la Tierra, ha sido capaz de brindar tanto, con tan alto de sentido de justicia social, en medio de una etapa tan complicada debido a la conjunción de disímiles factores de signo negativo.

Hoy, como resultado de 60 años de Revolución, Cuba puede exponer al mundo una sociedad donde los principios de justicia y equidad social constituyen la base de un desarrollo cualitativamente superior, así como  significativos avances en importantes y decisivos programas sociales. (Tomado de la ACN)



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