Por: María Josefina Arce

En los últimos veinte años 152 millones de habitantes de América Latina y el Caribe han sido afectados por más de mil catástrofes naturales como inundaciones, sequías, huracanes y temperaturas extremas, entre otras.

Un reciente informe de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios precisa que entre los países más afectados se encuentran México, Haití y Cuba, cuya condición insular agrava su vulnerabilidad a estos fenómenos que han ganado en intensidad debido al cambio climático.

No obstante, en la Mayor de las Antillas se han logrado minimizar las pérdidas humanas y materiales, gracias a la veloz respuesta del estado y las distintas instituciones, y a un efectivo seguimiento de esos eventos, fundamentalmente los ciclones.

El rápido accionar de la Defensa Civil, reconocida a nivel internacional por su eficacia y preparación, ha posibilitado la inmediata evacuación de la población residente en zonas catalogadas como vulnerables, así como el resguardo de los bienes materiales.

Organismos internacionales como el PMA, Programa Mundial de Alimentos, han destacado que la Mayor de las Antillas ha creado un sistema orgánico e integrado que la convierte en un ejemplo a nivel regional y que ha posibilitado disminuir el impacto negativo de eventos climatológicos, los cuales cada vez resultan más extremos y frecuentes.

Más de cincuenta años ha cumplido nuestro sistema de la Defensa Civil que tiene un gran apoyo en el Instituto de Meteorología que presta especial atención a fenómenos como huracanes y tormentas tropicales, lo que permite mantener informada a la población y adoptar a tiempo las medidas necesarias.

Cada año Cuba se prepara desde que comienza la temporada ciclónica, que abarca de junio a noviembre. Con ese fin se realiza el ejercicio Meteoro, en el que tiene una amplia participación el pueblo y busca perfeccionar la capacidad de respuesta del país ante estos eventos.

Unido a eso el país caribeño ha puesto en marcha el plan denominado Tarea Vida, el cual constituye una prioridad para el estado por ser consciente de su responsabilidad con el presente del país y las futuras generaciones.

Este plan del Estado identifica las áreas y zonas del archipiélago donde resulta más urgente actuar, en aras de propiciar la recuperación de playas y costas, mitigar los efectos de las frecuentes sequías, entre otros aspectos.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha reconocido el intenso trabajo que se está haciendo en todo el país para cumplir las acciones del Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, documento rector aprobado por el Consejo de Ministros en el año 2017 y que tiene su guía en el pensamiento del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro.

De hecho un gran número de científicos e investigadores cubanos año tras año han estado pendientes de las vulnerabilidades y desafíos que el cambio climático nos impone.

Respaldadas por el presupuesto del país, cada año se adoptan nuevas medidas para mitigar los efectos del cambio climático en Cuba, una nación que ha expresado su compromiso con la protección del planeta en que vivimos.