¿Quién le teme a Bernie Sanders?

Édité par Maite González Martínez
2020-02-24 07:56:02

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Por: Guillermo Alvarado

El senador por el pequeño estado de Vermont, Bernie Sanders, se impuso con comodidad en las primarias de Nevada, de cara a la candidatura presidencial de Estados Unidos por el Partido Demócrata y ahora encabeza al grupo de aspirantes con 31 delegados, de 74 posibles.

Luego de un empate técnico en Iowa y una apretada victoria en Nuevo Hampshire, Sanders se despegó por fin del grupo, por delante de Pete Buttigieg, que tiene 22 delegados; Elizabeth Warren, con 8; Amy Klobuchar, con 7; y el exvicepresidente Joe Biden, que marcha quinto con sólo seis delegados para la Convención Nacional.

Además se ha colocado en el primer lugar de casi todas las encuestas a nivel nacional, que hasta hace pocas semanas favorecían a Biden.

Lo más curioso de la situación es que los triunfos iniciales del veterano senador no causan tanta preocupación en el campo rival, es decir el partido Republicano, sino en la cúpula de su propia formación política que se nota poco entusiasmada con la popularidad que está mostrando Sanders.

La clase política en Estados Unidos, sin importar a cuál de los dos grandes partidos pertenezca, tiene como común denominador el dominio de los más ricos y poderosos y para nada están interesados en que las cosas empiecen a cambiar a favor de los trabajadores, de la gente común y corriente, y menos aún de los pobres o las minorías.

Así lo refleja un artículo del periodista David Brooks, publicado en el diario mexicano La Jornada con el título ¡Que susto!, donde revela que ninguna de las 500 grandes empresas de Estados Unidos han contribuido con un solo dólar a la campaña de Sanders.

El político autocalificado como “socialista democrático” ha logrado reunir siete millones de dólares en donaciones a partir de una extensa red de un millón y medio de personas y simpatizantes, que entregaron como promedio unos 18 dólares por cabeza.

Su equipo de trabajo está formado por una congregación de diversas razas y creencias y la base de sus votantes son fundamentalmente jóvenes, pero también personas decepcionadas de los políticos tradicionales, ya sean demócratas o republicanos.

Sus propuestas son simples y directas: salud pública universal, y no nada más para los que puedan pagarse un seguro; regularización de casi dos millones de inmigrantes que contribuyen a la economía del país; educación superior gratuita y preservar el medio ambiente.

Si el ascenso de Bernie Sanders es un fenómeno temporal se sabrá después del 3 de marzo, cuando se celebren primarias en 15 estados, incluidos Texas y California, que reparten entre los dos casi 650 delegados.

Si este precandidato de 78 años gana el supermartes, como se le llama a ese día, la cúpula demócrata temblará y una luz de esperanza se prenderá al final del oscuro túnel en la nación norteña.



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