¿Quién ganó en Israel?

Édité par Maite González Martínez
2020-03-03 07:59:34

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo/internet)

Por: Guillermo Alvarado

El primer ministro en funciones de Israel, Benjamín Netanyahu, se declaró vencedor en los comicios legislativos avalado por los primeros resultados oficiales y las encuestas a boca de urna, que lo ponen junto con sus aliados a las puertas de formar gobierno en ese país.

Ya con el 90 por ciento de votos escrutados, el partido derechista Likud tenía 36 diputados en una cámara de 120 miembros. Al sumarle los escaños de sus aliados de la extrema derecha y los ultra ortodoxos, que juntos lograron 23, suma 59 asientos, a solo dos de la mayoría absoluta ubicada en 61 legisladores.

Su principal adversario, Benny Gantz, de Azúl y Blanco quedó con 32 puestos, uno menos que en las elecciones de septiembre pasado, los Laboristas bajaron de 11 a 7, mientras la lista conjunta Árabe, subió de 13 a 15 diputados.

Ahora será cosa de ver el comportamiento de la formación conservadora laica Israel Nuestra Casa, pues basta con que dos de sus siete parlamentarios apoyen a Netanyahu para que éste tenga vía libre.

El líder sionista se mostró eufórico por estos resultados que le pueden garantizar un período más al frente del gobierno, justo cuando está por comenzar un juicio en su contra por los delitos de soborno, fraude y abuso de confianza.

La mayoría de los analistas coinciden en que se trató de un resultado inesperado, dadas las circunstancias judiciales del primer ministro y su próximo enfrentamiento con la justicia.

En el fondo de esta nueva y sorprendente realidad subyacen dos elementos que no pueden ser soslayados. El primero es que se trató de la campaña electoral más sucia, vulgar y sórdida de que se tenga memoria en Israel.

Así lo expresó el mismo presidente Reuvén Rivlin, cuando dijo que acudía a votar con dolor y vergüenza. “No nos merecemos otra sucia y horrible campaña como la que termina hoy”, agregó tras depositar su boleta.

Y es que, acorralado por los tribunales, Netanyahu se jugó el todo por el todo, atacó con dureza brutal a sus adversarios e hizo promesas que de cumplirse pueden hacer volar las últimas esperanzas de lograr la paz en el Oriente Medio.

Entra aquí en juego el segundo elemento, que es el espaldarazo que para el cabecilla de Likud significó el mal llamado Plan de Paz publicado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que fue en realidad un traje hecho a la medida de las políticas de ocupación y colonialismo sionista que Netanyahu lleva a cabo contra Palestina.

Apoyado en este proyecto, prometió anexar a Israel el Valle del Jordán, en la actualidad bajo soberanía palestina, y construir más colonias en suelo ocupado de Cisjordania y Jerusalén oriental. No es de extrañar que el voto de los colonos y los ultra ortodoxos haya sido masivo para el Likud.

Por eso, a la hora de definir quién ganó en Israel, suscribo las palabras del secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat, quien afirmó que este lunes en esa martirizada región se impusieron la colonización, la anexión y el apartheid.

Esto significa que el genocidio palestino continuará, hasta ver si por fin el mundo reacciona y le para las garras al sionismo. Hasta pronto, amigos.



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