Salud y ciencia en Cuba en actuación rápida

Édité par Lorena Viñas Rodríguez
2020-09-02 08:40:52

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Roberto Morejón

Como la sinuosa trayectoria de la pandemia por el nuevo coronavirus colocó a los cubanos otra vez en tensión, el gratuito sistema de salud pública con el respaldo categórico de las ciencias responde a ese desafío.

Si en el pico de los casos semanas atrás esa engrasada unión dio una respuesta eficaz, ahora redoblan su labor los hombres y mujeres de BIOCUBAFARMA, Ministerio de Salud Pública, Universidades y otras instituciones.

La evaluación y conformidad de novedosos proyectos en meses precedentes ayudó a diseñar protocolos de atención esperanzadores a pacientes contagiados por la COVID-19.

También permitió perfilar esquemas preventivos, destinados fundamentalmente a personas vulnerables y a profesionales ubicados en sitios expuestos.

La mayor de las Antillas cuenta entre sus fortalezas en la presente crisis sanitaria que 13 de los 16 medicamentos utilizados contra la afección de origen respiratorio sean de producción autóctona.

En un cuadro de vigilancia donde prevenir sigue siendo palabra de orden, salvar vidas prosigue asimismo como principio indeclinable.

Y para conseguir el propósito los especialistas de esta nación caribeña hoy están dotados de una experiencia acumulada, enriquecida por la labor conjunta entre salud y ciencia.

A las individualidades y colectivos de vanguardia se unen los dinámicos estudiantes de Ciencias Médicas, volcados otra vez en las comunidades para hacer pesquisas.

En ese contexto resalta la disposición de los cubanos de compartir destrezas y experiencias acumuladas en el tratamiento de la COVID-19 con colegas de otras naciones.

De hecho ese proceso transcurre bajo el auspicio de la Organización Panamericana de la Salud, para que los cubanos expliquen las razones para el bajo índice de letalidad y de la recuperación de más de 80 por ciento de los pacientes.

Por supuesto, las habilidades desarrolladas por los profesionales locales no pueden conducir en este país a pensar erróneamente sobre la existencia de una cura de la mortal dolencia.

Cuidarse, protegerse, mantener el distanciamiento físico siguen como las únicas herramientas ante la amenaza del enemigo invisible.

El exceso de confianza y la baja percepción de riesgo son fatales y nadie puede olvidarlo mientras en la primera línea de combate persisten en su empeño, a pesar del cansancio, miles de talentosos y aguerridos profesionales.



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