Foto: Archivo/RHC.

Por: Roberto Morejón

La calumniosa ofensiva de las corporaciones mediáticas contra la Revolución Bolivariana no puede dar margen a la posibilidad de que el gobierno de Nicolás Maduro promueva el diálogo.

Esa campaña dibuja en plano descriptivo, sin críticas, las brutales sanciones estadounidenses contra Venezuela.

Sobre el acontecer del país sudamericano solo hay sitio para referirse a lo que describen como un Estado fallido.

En ese panorama caprichosamente prefabricado no encaja la idea de que el gobierno de Maduro promueva la concertación.

Pues Maduro los sorprendió, primero con la convocatoria a elecciones legislativas aun cuando el país, como otros, sufre las consecuencias de la pandemia.

El Jefe de Estado abrió margen a la amplia participación de opositores.

Una dispersión más pronunciada de las atomizadas fuerzas que reniegan del gobierno constitucional es la consecuencia del proceso previo a las inscripciones de candidatos.

Para colmo, extremistas y mesurados, demagogos y entreguistas quedaron aturdidos con el indulto oficial a personajes que NO son presos políticos, como afirma la propaganda occidental, sino personas que en muchos casos utilizaron la violencia.

En suma, los últimos acontecimientos asestaron un golpe a los contrincantes de la Revolución Bolivariana.

El presidente fantasma, Juan Guaidó, permanece colgado, solo, con un puñado de seguidores, de la mano de su mentor, el secretario norteamericano de Estado Mike Pompeo, al negarse a participar en las elecciones.

Otra recalcitrante acostumbrada a las diatribas, María Corina Machado, tomó distancia del autoproclamado presidente para demandar la intervención armada de Estados Unidos.

Pero el dos veces candidato a la presidencia Henrique Capriles alega inclinarse por no dejarle todo el espacio a los chavistas de cara a la venidera Asamblea Nacional, porque, en su criterio, las alternativas de Guaidó fracasaron.

Antes se había desgajado de la oposición más rampante un sector de políticos moderados.

Hasta la propia maquinaria tóxica de las plumas, cámaras y micrófonos admite el desconcierto de los renegados, a propósito de participar o no en las legislativas. 

Es la hora de dirimir las controversias desde las urnas, dijo Maduro, pero Estados Unidos reafirmó quedarse con el deslustrado Guaidó y descalificar el proceso. Está por ver cuántos seguirán ciegamente tan obtusa disyuntiva.